Michael Smith estaba de vacaciones en Jamaica cuando recibió una inesperada llamada telefónica en la que le preguntaban si podría decorar la Casa blanca. Su marido, James Costos, le dijo: “Es una broma. Cuelga”, contó Smith a Vanity Fair en febrero de 2017. Pero la llamada no era ninguna broma y Smith redecoró las estancias privadas de la Casa Blanca con todo el mimo y la profesionalidad que le caracterizan.
Se documentó sobre el edificio, sus habitantes -se reunió con Nancy Reagan y Lee Radziwill, la hermana de Jackie Kennedy-, los decoradores que habían dejado su impronta antes que él, los posibles gustos de la familia que estaba a punto de llegar, y dio con lo que el presidente Obama, la primera dama y sus hijas Malia y Sasha necesitaban: un hogar en la Casa Blanca. Así lo definió la propia Michelle en alguna ocasión.
La exprimera dama prologa, de hecho, el libro que el decorador publica el próximo mes de septiembre sobre cómo fue el proceso y, lo mejor, el resultado de uno de sus trabajos más señalados que deleitarán a quien tenga entre sus manos Designing History: The Extraordinary Art & Style of the Obama White House, un auténtico documento para la historia.
Hasta entonces Michael Smith no conocía a los Obama, pero aquella colaboración forjó una relación que se consolidaría con el tiempo y tendrá su reflejo en, entre otras cosas, nuestro país. No solo porque James Costos fue nombrado embajador de Estados Unidos en España en 2014, sino porque la pareja se convirtió en aquellos años en gran anfitriona del matrimonio en sus visitas a España. La última, ya siendo exhabitantes de la Casa Blanca, disfrutaron de Madrid en un tiempo bastante distinto al actual. Entre otras cosas porque tras Obama, Smith y Costos dejaron España, aunque siguen enamorados de la capital. De hecho, conservan (o lo hacían hasta no hace demasiado) el piso en el barrio de Salamanca donde organizaron la recepción en 2018 al expresidente y a Michelle Obama a la que asistieron, entre otros, Penélope Cruz y Pedro Almodóvar.
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