En La tira de mujeres,Angeles González-Sinde se queja, con humor, de que en los probadores pongan luces cenitales, tan poco favorecedoras. Es el último proyecto editorial de la ex ministra de Cultura, lo sacó al mercado justo antes de la pandemia y sus textos acompañan las ilustraciones de Laura Klamburg con las que ambas repasan algunas de las "esclavitudes" en las que caen las mujeres: teñir o no las canas, depilarse, dietas y dilemas relacionados con la moda. "¡No hay bolso que no me guste!", escribe en esas páginas. Su último reto profesional, sin embargo, es algo más formal: ha sido nombrada presidenta del Patronato del Museo Reina Sofía. En la vicepresidencia la acompaña otra ex ministra socialista, Beatriz Corredor, que como Sinde, también formó parte del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.
El trabajo ha sido un acicate para la guionista y escritora, que a principios de 2019 perdió a su pareja, el editor Claudio López Lamadrid, hijo mayor del marqués de Comillas y editor en Penguin Random House de un infarto cerebral. A los cuatro meses, ella publicó Después de Kim, novela en cuya promoción reconocía que perder a una pareja fue quedarse "sin paisaje, sin planes de futuro". También aseguraba estar bien rodeada de amigos y de familia, incluidas sus hijas, aunque prefería dejar a la gente joven que siguiera construyendo su vida, no agobiarlas con su duelo.
La mayor es Estrella Alonso, de 22 años e hija del actor Ramiro Alonso. La joven que ha estudiado interpretación en la compañía londinense Fourth Monkey,sigue los pasos de su madre y estudia guion en la Royal Central School of Speech and Drama, de la Universidad de Londres. La pequeña, Virginia Gil es fruto de la relación que tuvo la escritora con Javier Gil del Álamo, también de su gremio pues es productor ejecutivo de cine y televisión además de voluntario en diversos proyectos hospitalarios con la Cruz Roja. De él se separó en 2010 y en 2013, la madrileña hizo oficial su relación con López Lamadrid, que la llevó a visitar con frecuencia Barcelona, donde está la sede de la editorial donde trabajaba su pareja.
Series, cine y ministerio
Su carrera como escritora empezó de manera algo tardía, pues su primera pasión fue la pantalla. En 2003, esta licenciada en Filología Clásica por la Universidad Complutense debutó como directora con La suerte dormida y lo hizo con premio: recibió el Goya a la Mejor Dirección Novel y la Medalla del Círculo de Escritores Cinematográficos. Antes, en 1993, había ganado otro como guionista de la La buena estrella junto a Ricardo Franco. En 2008, dirigió Una palabra tuya con el que recibió cuatro candidaturas a los Goya.
A escribir ya había empezado hacerlo para la televisión. Tal como recordaba en Vanity Far,ella quería dedicarse a la pequeña pantalla, no a la grande para hacer ficciones como Roseanne, pero empezó en la serie Turno de Oficio para seguir con dos trabajos capitaneados por Arturo Fernández: Truhanes, donde escribió muchas de las frases de Paco Rabal y La casa de los líos. Aunque su padre, José González-Sinde fue cineasta y el primer presidente de la Academia de Cine –entidad que también dirió su hija entre 2006 y 2009–, ella empezó en el mundo de la cultura como tantos jóvenes.
En su caso, haciendo de intérprete para los artistas que traía a España el promotor musical. Gay Mercader. De esa manera, la joven Ángeles se vio haciendo de puente en los periodistas y los promotores españoles y estrellas como Bob Dylan o Sting. La pasión por la música también se la inculcó su padre, que desde muy jovencita la llevaba a conciertos. Por ejemplo, el que celebró en 1979 en Madrid Lou Reed, aunque su abanico de gustos es amplio y lo mismo le tira el rock, que Rocío Jurado.
De su carrera política siempre ha dicho que le quitó posibilidades de seguir con normalidad en el mundo de las letras y las películas. De hecho, cuando dejó el cargo y fue elegida finalista del Premio Planeta en 2003 –con El buen hijo, después de varios reconomientos como autora de novela juvenil–levantó suspicacias porque el contrato que comportaba el reconocimiento –más de 150.000 euros– rayaba la ilegalidad en materia de incompatibilidades para altos cargos. La ex ministra no había pasado la cuarentena salarial que le impedía entablar relación laboral con empresas sobre cuyo ámbito hbubiera tomado decisiones políticas y era el caso de la citada editorial habiendo sido ella responsable de Cultura.
Polémica con Tita
También fue la única ministra de Zapatero que reclamó el cobro de la pensión que compensa por los impedimentos laborales que implica ser exministro. Las críticas a ambas cuestiones la pillaron de sorpresa y le produjo mucho malestar. De hecho, en más de una ocasión ha referido que sus hijas fueron las primeras en vivir "con mucha alegría" su salida de la política.
De sus años en el cargo data también su enfrentamiento con Tita Cervera a cuenta del acuerdo que alcanzaron en 2014 para que el Museo Thyssen-Bornemisza alargara la cesión de sus obras al Estado. Se firmó tras muchas desavenencias, algunas públicas, y acabó con una queja de la baronesa, que consideró que la ministra la había tratado "como a una pesetera".
Esa enemistad ha tenido ahora un revival a cuenta del "Mata Mua", cuadro de Paul Gauguin con el que coleccionista anda en negociaciones con el actual ministerio de Cultura, pues Sinde no se ha abstenido de dar su opinión. “El Estado no puede ser su rehén, debe plantarse”, declaró en El Paíssobre Tita Cervera, a quien acusó de estar "chantajeando a los españoles". Ella, por su parte, explicó en ABC que para haber sido ministra del ramo, tenía "poca cultura". La vuelta a un cargo institucional como el Patronato del Museo Reina Sofía, devuelve a la exministra de 55 años a la cultura institucional, es decir, a la política.
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