Es una de nuestras sopranos más internacionales. Su voz ha sido vehículo de óperas clásicas, de zarzuelas históricas… y en La otra orilla (Universal), su nuevo disco, también de esa música que heredamos de nuestros padres: boleros y habaneras que forman parte de nuestra memoria sentimental y que Arteta versiona con sentimiento nacido de la experiencia. En abril, la gira de este disco que mira al otro lado del Atlántico llevará su voz a todos los rincones del país.
Mis tías cantaban El rosario de mi madre como si fuera canción protesta”.
Mujerhoy ¿Qué significa La otra orilla para usted?
Ainhoa Arteta Es un homenaje a una parte muy importante de mi vida y de mi música: mi familia materna, que cantaba estos temas cuando yo era pequeña. Me siento en familia cuando las canto y creo que eso conecta con mucha gente que, como yo, ha crecido escuchando boleros y habaneras.
M.H. ¿Hay algún tema que sea especialmente importante para usted?
Ainhoa Arteta El rosario de mi madre, que mi madre y mis tías cantaban con ímpetu, casi como una canción protesta. También Piensa en mí. Y Un vestido y un amor, de Fito Páez. Me encanta su letra. Quizá lo que más me atrae de este género es que no solo se canta, también se cuenta.
M.H. La otra orilla enfatiza la hermandad entre los diferentes. ¿Es un mensaje importante?
Ainhoa Arteta Es fundamental. Y en nuestro país, que es un poco cainita, deberíamos dar un paso adelante en ese sentido y ser capaces de escuchar al que piensa distinto. Ahora tenemos una gran oportunidad para hacerlo, con este Congreso tan dividido: tendrán que aprender a discutir para avanzar, no para romper.
M.H. Ha decidido usted reducir su vida profesional para hacer sitio a la personal…
Ainhoa Arteta Bueno, mi vida profesional ahora es un circo. Tengo mil cosas en marcha y solo me falta salir en las tapas de los yogures. Pero sí, he hecho espacio para mi familia. Aprecio muchísimo el tiempo que paso con ellos, sobre todo con mis hijos Sarah e Íker.
M.H. Hace unos años, perdió usted la voz. Creo que su forma de afrontar el trabajo cambió radicalmente entonces.
Ainhoa Arteta Cuando, por fortuna, recuperé mi voz, decidí empezar a escucharla. Solo acepto trabajos que mi “cilindrada” me permite realizar con comodidad. Y lo cierto es que no me ha faltado el trabajo y que he llegado más lejos así. Cuando he escuchado a mi voz, mi voz ha sido tremendamente generosa conmigo.
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