Hay momentos puntuales de la vida que a todos nos ponen nerviosos en los que nos asalta una sensación muy desagradable ante un problema que nos agobia y que nos impide respirar. Sentir ansiedad de vez en cuando es normal, es un mecanismo de alerta y defensa como el estrés, necesario para la supervivencia… hasta que la ansiedad llega para quedarse. Los especialistas consideran que una persona sufre un trastorno de ansiedad cuando esta se vuelve crónica y afecta a la salud, la calidad de vida, las relaciones sociales… Aunque los síntomas de la ansiedad pueden ser confusos y varían de una persona a otra, hay algunos que sí suelen darse en todos los casos. Esas son las señales de alerta que te vamos a explicar a continuación, para que las tengas en cuenta y sepas reconocer que sufres ansiedad… aunque hasta que no has leído todo esto no te habías dado cuenta.
1. Te preocupas por todo
Todos nos preocupamos en algún momento de la vida, pero tú vives en un proceso de preocupación constante. Te preocupa tu trabajo aunque no hay ningún síntoma real de que las cosas vayan mal, te preocupa tu salud y ni siquiera te fías de los últimos análisis que te hiciste, te preocupa tu familia, tu casa, tus amigos, la paz mundial… todo, todos los días. Demasiado.
2. No consigues dormir bien
Llevarse los problemas a la cama es la especialidad de las personas que sufren ansiedad. Lo peor es que los trastornos del sueño provocan ansiedad y la ansiedad empeora los trastornos del sueño, por lo que desgraciadamente vives inmersa en la pescadilla que se muerde la cola.
3. Eres propensa a las contracturas
Le echas la culpa a que haces poco ejercicio o a la silla del trabajo, pero toda la tensión que acumulas en tus hombros y tu cuello provienen de tu ansiedad, que hace que tengas los músculos tensos y, además, aprietes tus dientes a menudo generando aún más tensión en la zona. Si el cuello, los hombros y la parte alta de la espalda son tus puntos débiles, revisa tus niveles de ansiedad.
4. Siempre estás mala de la tripa
Entre el abanico de posibilidades que tiene la ansiedad para manifestarse en tu organismo el aparato digestivo es su víctima favorita. Puedes ser propensa a los empachos, la tripa se te hinche a menudo, no vayas al baño con la regularidad que desearías aunque comes fibra… Si no hay causa médica que justifique tanto sufrimiento de estómago, quizá sea que la ansiedad está haciendo de las suyas.
5. Te consideras una perfeccionista
El perfeccionismo y la ansiedad van de la mano. El perfeccionismo no es otra cosa que la necesidad de control elevada a la enésima potencia. ¿Y por qué queremos controlarlo todo? Porque, en el fondo, nos sentimos inseguros y desconfiamos de nuestra propia capacidad para resolver los imprevistos. Detrás de todo perfeccionista se esconde una persona ansiosa.
6. Tus “rituales” te calman (hasta que alguien se lo salta)
Todos tenemos manías, pero si notas sudores fríos recorriendo tu espalda cada vez que alguien no aliña la ensalada “como dios manda”, estamos hablando de que usas rituales para hacer frente el día a día, y eso esconde un problema de ansiedad. Piensa sobre cuántas “manías” tienes y cómo te sientes si te las tienes que saltar… y saca tu propia conclusión.
7. Te gusta estar 100% segura
La incertidumbre te mata, quieres estar siempre segura al 100% de que lo que estás haciendo es lo mejor y lo correcto… y por eso te cuesta tanto decidir cualquier cosa. Tomar decisiones te llena de ansiedad y te quedas petrificada buscando la opción correcta porque eres incapaz de vivir en una escala de grises.
8. La gente te considera inexpresiva
Para algunos eres un témpano de hielo, aunque tú por dentro no te sientas así precisamente. Algunas personas con ansiedad se vuelven inexpresivas, llevan una máscara 24 horas al día tras la que ocultan su estado de agitación interior. La próxima vez que te hablen sobre lo poco comunicativa y fría que eres piensa si no es ese tu caso y estás escondiendo tu ansiedad tras una cara de póker.
9. Estás siempre cansada
No puedes ni con tus pestañas pero ya has revisado tus niveles de hierro, tu tiroides y todo lo que se te ha ocurrido. Pero te sientes agotada física y mentalmente. El origen de ese agotamiento extremo puede no estar en tu cuerpo, sino en tu mente. Si ese cansancio no afecta solo a tu cuerpo, sino que tu mente está en otro mundo, incapaz de concentrarse, entonces sufres ansiedad.
10. Cada vez te cuesta más relacionarte
Puede que siempre te hayas considerado tímida, pero de un tiempo a esta parte la cosa ha ido a más. Tus conexiones con el mundo exterior y los demás han ido menguando y el hecho de acudir al cumpleaños de tu mejor amiga te supone un reto de primera magnitud. Si tu vida social está decreciendo a pasos agigantados, chequea cómo está de tranquila tu mente.
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