Carmen Maura quiere trabajar menos. Me lo confesó durante nuestra conversación para la entrevista de portada de este mes. Lo dice quien a sus 74 años acumuló cinco rodajes en 2019 y tiene otros cuatro estrenos pendientes, pero selecciona sus trabajos atendiendo a un criterio tan arbitrario como conmovedor: ella quiere su final feliz. “Tengo la suerte de que de mayor me siguen ofreciendo la misma cantidad de papeles que cuando empezaba y, como sirvo igual para un roto que para un descosido, me llegan todo tipo de cosas. Acabo de leer un guion muy bonito al que he dicho que no porque tenía que ponerme demasiado triste”.
Maura, la misma que suplicó a Carlos Saura que no la matara en ¡Ay, Carmela!, que si acaso la sacara llena de tubos en la escena final: “Pero no me hizo ni puto caso”. Álex de la Iglesia entiende muy bien por qué obró así su colega: “La escena en la que Carmela muere es tremendamente histriónica y va dirigida a hacerte daño. Se nota que Saura quiere que suframos. ‘Os gustaba esa mujer, ¿verdad? Pues vamos a matarla”. La guinda de la anécdota la apunta la actriz al explicar su relación con sus trabajos pasados. “A veces he visto que ponían una película mía y me he tenido que quedar porque no sabía si acababa bien o mal”. Y a ella le gusta que acaben bien porque es consciente de que el cine —y las series, y el teatro, y la cultura en general— es capaz de generar estados de ánimo extrapolables a la vida real.
Cómo negarlo después de todas las pelis que hemos visto durante el confinamiento. A veces eran nuestra única compañía y no había escape posible de las emociones que nos generaban. Hay varias razones por las que nos apetecía hablar con Maura en este número de transición hacia el nuevo mundo —término que prefiero mucho más que “nueva normalidad”—.
"El cine —y las series, y el teatro, y la cultura en general— es capaz de generar estados de ánimo extrapolables a la vida real"
Para empezar, porque la generación a la que pertenece ha pasado miedo y queremos que su abnegación, disciplina y ejemplo de valentía queden suficientemente subrayados. Para seguir, porque después de haber estrenado películas en siete décadas distintas desde los sesenta, su próximo proyecto llega de la mano de una de las plataformas de streaming que más nos han acompañado durante la cuarentena del coronavirus y que están destinadas a redibujar el panorama audiovisual, ahora que la viabilidad de las salas se encuentran en entredicho. Hay un nuevo paradigma de consumo cultural que improvisaremos entre todos. Y Maura quiere subirse a ese tren.
Pienso sus palabras y me conmueven como lo hacía a menudo el recién fallecido Pau Donés, uno de los espíritus más explícitamente positivos que ha conocido nuestra música. “El éxito está en la felicidad, en disfrutar de la vida”, me contó hace tres años al publicar sus memorias, cuando sabía que las prórrogas concedidas por su cáncer de colon se le estaban acabando. Aun así, quizá movido por un optimismo kamikaze y por unas ganas contagiosas de beberse los días, fue incapaz de perder el entusiasmo.
Su videoclip Eso que tú me das, lanzado dos semanas antes de fallecer, lo mostraba con 15 kilos menos de lo que lo recordábamos y la misma maravillada sonrisa que le conocimos durante su cuarto de siglo de trayectoria profesional. Algo tan vulgar como la muerte no iba a detener sus ganas de vivir. “Por todo lo que recibí / Estar aquí vale la pena / Gracias a ti seguí / Remando contra la marea / Por todo lo que recibí / Ahora sé que no estoy solo / Ahora te tengo a ti / Amigo mío, mi tesoro”, decían y dicen y dirán para siempre dos de las estrofas de aquella canción. En tiempos de tristes noticias, con tanta buena prensa para el cinismo y tan mala para el optimismo, en este número hemos decidido apostar por la luz ayudados de nuestros protagonistas. ¿Nos acompañan?
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