Uno de los emblemas por antonomasia de los británicos es el pub. Dentro, beben pintas, leen el periódico o saborean un plato de fish and chips junto a la chimenea. Entre sus paredes, cualquiera debería sentirse como en casa: la moqueta y los colores cálidos ayudan a que así sea. Además, el pub es ese lugar en el que no existen las clases sociales: dentro de él, se reúnen los trabajadores y los aristócratas; e incluso los royals.
Al menos, eso es lo que ha pasado el domingo, porque el príncipe Harry y Megan Markle decidieron cenar en el pub Rose & Crown, con el pequeño Archie. Y lo hicieron de la manera más discreta posible; de hecho, no llamaron la atención entre los asistentes, a pesar de que iban acompañados de un miembro de seguridad.
En cualquier caso, alguien reparó en su presencia y le contó a The Sun que Markle había pasado casi todo el tiempo con Archie en brazos; también que el niño “no podía ser más bueno”. ¿Pero, cómo pasaron la velada? Según han asegurado, los royals probaron el típico asado que los británicos preparan cada domingo, con una salsa llamada gravy, que va acompañado de verduras. También hubo pintas de cerveza, pero solo para Harry porque la duquesa sigue dándole de mamar al pequeño.
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¿Pero qué hacían los duques de Sussex cenando en un pub de Windsor? Podríamos pensar que cenar, como unos ciudadanos más, pero lo más probable es que haya sido una estrategia para suavizar su imagen, que se está viendo cuestionada. De hecho, el testigo que habló con la publicación británica aseguró que parecían “personas normales” y que “era agradable verlos así”.
Un movimiento privado, pero que ha trascendido públicamente, y que llega semanas después de que sus viajes en jet privado los hayan situado en el blanco de algunos medios y expertos en la realeza. Mientras tanto, Kate Middleton y el príncipe Guillermo han eliminado a los duques de Sussex del nombre de su Fundación y, hace una semana, viajaron hasta Balmoral en un vuelo low cost que rondó los 80 euros.
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