Todo lo que querían Harry y Meghan, y todo lo que han perdido en su acuerdo con Isabel II

El pasado 8 de enero los duques de Sussex anunciaron por sorpresa su intención de “dar un paso atrás” en sus funciones oficiales. En su comunicado, el príncipe Harry y Meghan Markle explicaban su plan de “forjar progresivamente un rol nuevo dentro de la institución”, esto es, de la familia real, para quien deseaban seguir trabajando al tiempo que emprendían una carrera propia en Canadá. Este deseo, no obstante, quedaba arruinado sábado por el comunicado del palacio de Buckingham en el que se desvelaba la decisión tomada al respecto por la reina Isabel II: los duques de Sussex no conservarán ninguno de sus roles oficiales y la próxima primavera dejarán de ser miembros de la familia real por completo. A cambio, serán libres para realizar los trabajos privados que deseen, pero lo harán sin el estatus de Sus Altezas Reales. Otro varapalo para la pareja, que en la página web que lanzaron hace dos semanas para explicar su decisión dejaban clara su intención de conservar su título.

“Sus Altezas Reales consideran que este nuevo enfoque les permitirá seguir desempeñando funciones en representación de Su Majestad, al tiempo que tienen autonomía económica para trabajar externamente”, aseguraba dicha web. Para ello, según recordó anoche el príncipe Harry, los duques de Sussex estaban dispuestos a perder la asignación pública que recibían por representar a Isabel II, una posibilidad que aseguraban que tenía precedentes, pero que la reina ha decidido vetar. Según apunta la prensa británica, Harry perderá además sus patrocinios militares y ya no ejercerá como Embajador de la Juventud de la Commonwealth representando a la reina. Se retirará como Capitán General de los Marines Reales, Comandante Aéreo Honorario de la RAF Honington y Comandante en Jefe, Barcos Pequeños y Buceo.

También pretendían los duques conservar la paga procedente del ducado de Cornualles con la que hasta ahora el príncipe Carlos financiaba el 95% de sus gastos. Sin embargo, anoche la prensa británica informaba de que, según fuentes de palacio, el príncipe Carlos mantendrá esa paga solamente durante un año, tras el cual la familia revisará su acuerdo. Además, lo más probable es que a partir de ahora los fondos dejen de proceder del ducado de Cornualles, históricamente propiedad del heredero del trono, para pasar a estar pagados del bolsillo de Carlos.

En cuanto a sus gastos de seguridad, los duques defendían inicialmente que, dado que estaban clasificados como “personas protegidas internacionalmente”, tenían derecho a mantener en Canadá la protección que les ofrecía la policía británica. Esa referencia, sin embargo, desapareció pocos días después de su web, y aunque Buckingham todavía no ha desvelado el acuerdo sobre la seguridad de los Sussex, la mayoría de expertos consultados por la prensa coincide en concluir que es poco probable que sea la policía británica quien les proteja en su nuevo destino.

Otra importante derrota de los duques de Sussex tiene que ver con Frogmore Cottage, su residencia oficial. En su web, el príncipe Harry y Meghan aclararon que, si bien comenzarían a vivir la mayor parte del año en América del Norte, mantendrían la casa que la reina les cedió en Windsor, y por cuyo mantenimiento y uso no pagaban por seguir perteneciendo a la reina. “Con el permiso de la Reina, el duque y la duquesa de Sussex seguirán usando Frogmore Cottage como su residencia oficial, en tanto continúen apoyando a la monarquía y para que su familia siempre tenga un lugar al que llamar hogar en Reino Unido”, explicaba la web de Meghan y Harry. Para mantener esta casa, los duques han tenido sin embargo que acceder a devolver los más de dos millones y medio de euros que costó a los contribuyentes reformarla.

Algo sobre lo que todavía no se han puesto de acuerdo es sobre si podrán seguir promocionando sus actividades bajo el paraguas de la marca “Sussex Royal”. Dada la conexión con la realeza de esta última palabra, es posible que la reina se lo impida, por lo que los duques tendrían que cambiar el nombre de sus redes sociales y el de la fundación benéfica que crearon a raíz de su separación con los duques de Cambridge. En ese caso, su estatus quedaría nuevamente rebajado, lo que podría afectar a la rentabilidad que consigan con su actividad profesional.

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