- Rocío Flores casi pierde el pañuelo que le regaló Joao.
- La joven lo recuperó tras buscar en un cubo de basura.
La nula relación de Rocío Flores con su madre, Rocío Carrasco, ha hecho que no tuviera ningún objeto personal de su abuela, la mítica Rocío Jurado. Sin embargo, en la gala en la que su padre fue expulsado de Gran Hermano 7, el Maestro Joao le hizo un regalo muy especial que la joven no esperaba.
Y es que cuando Rocío se despidió de los espectadores y los que habían sido sus compañeros en los debates y galas,Joao le regaló un pañuelo que había pertenecido a ‘La más grande’, un detalle que ella no esperaba y con el que se emocionó notablemente.
Pero la nueva sorpresa la hemos tenido cuando Antonio David le contaba al vidente un incidente que tuvo su hija con su tan preciado regalo. El ex guardia civil reveló el disgusto que se llevó su hija al perder en un viaje en el AVE el pañuelo que el vidente le había regalado.
Joao no daba crédito y le decía: «Ay, cállate, no me digas que ha perdido el pañuelo» a lo que Antonio David le replicaba: «¿Cómo que no? Que te lo tengo que contar para que veas la importancia de ese regalo que tú le hiciste».
Por lo visto Rocío se dio cuenta de que no llevaba la caja donde guarda su pañuelo en un taxi. Según su padre, rápidamente regresó a la estación para que la dejaran buscarlo en el tren en el que solo hacía un rato que había estado.
Aunque en un principio, no la dejaron acceder, al final logró convencer a los de seguridad y atención al cliente para que le dieran permiso para entrar a buscar su pañuelo.
Desesperada no daba con él y una señora de la limpieza le sugirió mirar en los contenedores de basura por si lo hubieran tirado allí sus compañeros al limpiar el vagón. Rocío no lo dudó dos veces y hasta allí que se dirigió junto con la trabajadora del tren.
Antonio David continuó explicando que cuando llegó al contenedor de basura que se había usado para limpiar el AVE, su hija no lo dudó y se metió dentro a buscar la caja con el pañuelo ¡ y sí, alegría! Rocío la encontró.
Antonio David seguía contando lo que le dijo su hija: «Papá, cuando vi el contenedor no me lo pensé. Me metí dentro y cuando vi la caja…. Papá, quiero que cuando veas a Joao se lo cuentes. Dile que estoy muy agradecida… El pañuelo que me regaló de la abuela estaba predestinado para que lo tuviera su nieta».
Joao no podía contener la emoción y decía «Qué bonito, qué bonito, por favor». Antonio David también quiso agradecerle el regalo tan bonito que les había hecho porque era consciente de la felicidad que sintió su hija cuando lo tuvo.
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