Quién es Paul Whybrew, el único hombre con permiso para acercarse a Isabel II durante la cuarentena (aparte del príncipe Felipe)

En 2012 la reina Isabel II aceptó protagonizar un cameo para la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos junto a Daniel Craig en el papel de James Bond. Con una condición: la reina quiso que en la secuencia también apareciera uno de sus lacayos, Paul Whybrew, un hombre de gran estatura al que en el vídeo se le flanqueando a Isabel II con el agente 007 de camino a un helicóptero. Ocho años después, Paul Whybrew sigue siendo para la monarca una figura tan protectora como el famoso espía: en el castillo de Windsor, la residencia en la que actualmente Isabel II vive confinada por el coronavirus, Whybrew es el único trabajador que, junto a Angella Kelly, asistente personal de la monarca, tiene permitido romper el distanciamiento social y acercarse a ella.

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Paul Whybrew (Braintree, 1959) mide 1,92 metros, un tamaño por la que se ganó el apodo con el que se le conoce en palacio: ‘Tall Paul’. Así se le distinguía en los años ochenta del otro Paul lacayo de la reina Isabel II y posterior confidente de Diana de Gales, Paul Burrell, aunque lo cierto es que los dos hombres no pueden ser más distintos: mientras que Burrell se haría famoso por sus cotilleos, indiscrecciones y libros sobre la familia real británica, el “Paul alto” es tan leal que la reina está segura de que permanecerá a su lado toda su vida. Por ello, le ha condecorado en distintas ocasiones con las insignias de la Real Orden Victoriana, destinada a reconocer los servicios prestados a la monarca.

Al igual que Angela Kelly, Paul Whybrew cuenta con una casa propia en las inmediaciones de cada una de las residencias habituales de la reina fuera de Londres: el castillo Balmoral, Sandringham, y el castillo de Windsor. Y mientras que los empleados varones de palacio tienen vedado el acceso a los aposentos privados de Isabel II, es habitual que la monarca invite a "el Paul alto" a ver la televisión con ella en su sala de estar. Según dicen, los dos tienen el mismo sentido del humor.

“La reina adora a Paul. Es la presencia tranquilizadora perfecta que tener al lado en circunstancias como estas”, citaba ayer el diario The Daily Mail a otro de los trabajadores de la familia real británica.

Parece ser que Whybrew se ganó la confianza cuando, en julio de 1982, ayudó a Isabel II a deshacerse de Michael Fagan, el famoso intruso que logró colarse en el dormitorio de la monarca. Según relata la biógrafa Ingrid Seward en su libro sobre la reina, Paul Whybrew estaba en ese momento paseando a los corgis de Isabel II. Cuando regresó, la reina había logrado escapar del dormitorio y el mayordomo vio que esta le hacía un señal para que entrara en el cuarto. Aunque según algunas versiones Whybrew empezó entonces a forcejear con Fagan hasta reducirle al suelo, el intruso contaría que el mayordomo se mostró mucho más impertérrito. “Parece que necesitas una copa”, asegura Fagan que le dijo Whybrew. Entonces este le llevó al office que hay en los aposentos privados de la reina y le sirvió un vaso de whisky escocés Famous Grouse hasta que por fin llegó la policía.

Nadie aprecia más esa impasibilidad tan inglesa, dice por su parte el periodista Christopher Andersen en una de sus biografías de la familia real británica, que la reina Isabel II, por lo que es natural que con los años Paul Whybrew haya acabado siendo uno de sus confidentes y amigos más cercanos. Con su nariz aguileña, su porte aristocrático y su frente alta, añade Christopher Andersen, Whybrew bien podría pasar por el hermano pequeño de su marido, el duque de Edimburgo.

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