Antes de su boda en mayo de 2018, el príncipe Harry y Meghan Markle pidieron donaciones solidarias en lugar de regalos de boda, y extendieron esa solicitud al público. En el sitio web de la familia real, sugirieron siete organizaciones benéficas que coincidían con los intereses filantrópicos de la pareja. Casi dos años después de la boda, los Sussex han anunciado que otra porción de los ingresos de su gran día será donada a la caridad en beneficio de las víctimas del coronavirus.
El miércoles, un portavoz de la pareja confirmó a People que 112.000 dólares han sido destinados a Feeding Britain, una organización de ayuda contra el hambre en Gran Bretaña. "Están encantados de poder garantizar que este dinero sea donado a una causa tan importante", ha dicho el portavoz sobre la organización dirigida por el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, quien ofició su ceremonia. "El duque y la duquesa pudieron hablar con el arzobispo recientemente, y se conmovieron al conocer el trabajo que Feeding Britain estaba haciendo para apoyar a las personas durante el COVID-19".
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Meghan y Harry vieron por primera vez el trabajo de la organización benéfica de primera mano cuando visitaron su sucursal de Birkenhead en enero de 2019, durante el embarazo de Meghan. En esa visita, la pareja recorrió un supermercado popular que proporciona alimentos a bajo coste a la comunidad. Fue mientras estaba allí cuando Meghan desveló que saldría de cuentas a finales de abril. "Tienen recuerdos particularmente agradables de su visita al supermercado de Birkenhead, especialmente la generosidad y la compasión de todos los que trabajan allí para ayudar a los demás", señaló el portavoz de la pareja a People.
Aprovechar el rédito económico de las bodas reales es algo controvertido especialmente desde 2008, cuando el nieto de la reina Isabel, Peter Phillips, vendió las fotos de su boda a la edición británica de Hola por 500.000 libras. A la reina Isabel II le decepcionó el gesto, y el Telegraph más tarde informó que había prohibido tales acuerdos a puerta cerrada. Cuando Kate Middleton y el príncipe Guillermo se casaron en abril de 2011, un grupo de organizaciones de noticias asumieron los costes de producción en formato de ‘pool’ para la retransmisión internacional.
La donación de Meghan y Harry parece ser el resultado del sistema que surgió después para proporcionar acceso a las bodas reales sin sospechas de lucro personal o malversación. La BBC pagó los costos de producción (camarógrafos, equipos, etc.) por adelantado, y también se encargó de vender los derechos de retransmisión internacional. Presumiblemente, el dinero en cuestión es lo que quedó después de la venta de derechos, una vez que se dedujo el presupuesto de producción.
Contactados para conocer su versión, BBC Studios ha revelado que el acuerdo se había establecido antes de la boda. "Según lo acordado desde el principio, BBC Studios está donando todas las ganancias derivadas de la distribución comercial de la ceremonia de boda del duque y la duquesa de Sussex a su fundación de caridad", dijo un portavoz.
Si el acuerdo original fuera que iría a la fundación de Meghan y Harry, podría explicar por qué el dinero se está desembolsando ahora. En los dos años transcurridos desde la boda real, los planes filantrópicos de la pareja han cambiado varias veces. En 2018, Meghan y Harry aún eran directores de la Royal Foundation, la organización benéfica originalmente iniciada por Harry y Guillermo en 2009. En el verano de 2019, se separaron de esa fundación y abrieron la suya, la Sussex Royal Foundation, que cerraron cuando dejaron sus roles como miembros de la realeza esta primavera. El mes pasado anunciaron su nueva empresa, Archewell, y una fuente reveló a Vanity Fair que ya habían asegurado a los principales donantes.
Cuando anunciaron el lanzamiento de Archewell, su nueva iniciativa solidaria, el coronavirus ya había cambiado muchos de los planes que tenían para lanzar la nueva organización benéfica, y sus nuevas vidas. Al donar a una organización benéfica en Gran Bretaña, Meghan y Harry están encontrando una manera de sacar el máximo provecho del revuelo que se ha generado en los últimos meses. En este momento, están aislados en Los Ángeles, pero aún ayudan a las personas conectadas con su vida ‘royal’.
Artículo publicado originalmente en la edición estadounidense de Vanity Fair y traducido. Acceda al original aquí.
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