«Se apagó mi vida». Tan solo cuatro palabras. Ana Obregón no ha necesitado más para, horas después de la muerte de su hijo, Álex Lequio, a los 27 años (la misma edad que tenía Fernando Martín cuando su vida se truncó) tras dos años de una dura batalla contra el cáncer. Cuatro palabras con las que romper el silencio desgarrador de quien acaba de perder lo más importante que tenía.
Unas palabras acompañadas por una imagen de madre e hijo, que siempre nos han regalado su complicidad. Una foto con la que recordar esa mirada amable de un joven emprendedor que luchó sin perder el ánimo ni la esperanza, y siendo el soporte vital para los que tenía alrededor (también puedes ver el mensaje que le ha dedicado su prima Celia, aquí).
La vida le ha dado a la actriz, que no se ha separado del joven ni un instante durante esta batalla cruel, un mazazo para el que no está preparada ninguna madre. Un golpe que deberá superar buscando el arropo de los suyos, que ya han manifestado en las redes sociales que no van a dejar sola a Ana en el momento más difícil por el que jamás haya pasado ni vaya a pasar.
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