España se encuentra de nuevo bajo el paraguas de un nuevo estado de alarma. La situación de la pandemia obligaba al Gobierno a celebrar un inédito Consejo de Ministros el pasado domingo, y Pedro Sánchez aseguraba que su intención, siempre y cuando cuente con el respaldo suficiente en el Congreso, es que este se extienda hasta el mes de abril y garantizar así un marco legal para ejecutar el toque de queda en todo el territorio, limitando los movimientos por las noches.
Entre las múltiples reacciones de los usuarios de las redes sociales, destacaba la de acordarse de Cristina Pedroche. La presentadora vallecana, estrella de las Nocheviejas de Atresmedia desde 2014, no tardaba en aparecer en la columna de los ‘trending topic’ en Twitter. Porque, junto a la tendencia de Nochevieja en pijama, ella se convertía e la auténtica protagonista de la jornada. A nadie la cabe duda de que, este año, los cotillones y los brindis multitudinarios no van a poder ser más que un recuerdo tirando de imágenes de archivo.
En medio de esta expectación que se ha generado, porque estamos convencidas de que va a ser nuestra cita más segura para un 31 de diciembre atípico, ella lo que ha devuelto ha sido… ¡inseguridad! ¿Se colocará delante de las cámaras en la Puerta del Sol para dar la bienvenida a 2021? Pues, por el momento, no lo sabe. O, al menos, ese es el mensaje que ha dado en su cuenta de Instagram.
Porque Cristina colgaba un vídeo en el que explica que, no sabe si es la pandemia o que se acerca su cumpleaños (es este viernes, 30 de octubre), pero lo cierto es que le surgen las mismas dudas de todos los años: aceptar o no aceptar el encargo, sobre todo, por la cantidad de críticas e insultos que recibe cada 1 de enero, una vez desvelado el misterio de su vestuario. Y, en esta ocasión, con el añadido de que puede que la audiencia sea aún mayor, creciendo así las posibilidades de que salir escaldada sin piedad.
Pedroche califica cómo se siente como «nervios de inseguridad», y dice sentirse «rarísima». Para ella, es un «sueño» seguir dando las Campanadas, pero tiene muchas dudas. Aunque lo que se plantea es optar por un atuendo más sobrio y acorde con la tristeza que se palpa en el ambiente para no desatar una tormenta en Twitter de esas que, aunque intente disimularlo, la dejan tocada varias semanas. Pero, si se pone algo «más sobrio, dejo de ser yo».
Ella se encuentra en ese mar de dudas sobre lo adecuado de celebrar que la vida sigue, se ponga el coronavirus como se ponga. El resto, deseando que dé el paso al frente. Lo único que nos faltaba ya, después de tantos meses de pesadilla, es perder uno de los grandes alicientes de una Nochevieja que va a necesitar reinventarse. Como lo hemos hecho con tantas otras cosas en una nueva normalidad que, de normal, poco tiene…
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