Si hay una foto que resume mejor que ninguna lo que significó la cultura pop de principios de siglo es la de Britney Spears, Lindsay Lohan y Paris Hilton sentadas dentro de un coche recién salidas de la discoteca mientas una nube de paparazzi las cegaban con sus flashes. Y no porque estuvieran haciendo nada extraño o criticable, algo inédito para ellas si hacemos caso de los titulares que copaban la prensa en aquella época, sino porque esa imagen de la entonces conocida como la santísima trinidad celeb significó el principio del fin de su leyenda.
De hecho, aquella noche de noviembre de 2006 fue la última vez que las tres amigas posaron juntas. Pocos mesesdespués su fiesta perpetua se tornaría en pesadilla con Hilton entrando en la cárcel acusada de haber consumido drogas, con Lohan caída en desgracia y con Spears ingresada en rehabilitación tras su famosa crisis nerviosa. Una pausa obligada a su ajetreada vida social cuyas consecuencias, todavía hoy, algunas siguen pagando.
La que menos de las tres, sin duda, Paris Hilton, que poco tiene que ver con aquella muchacha alocada de la primera década de los 2000. Y quizás precisamente por eso, porque ya no tiene nada que perder, es por lo que la empresaria y Dj ha querido recordar ahora la verdadera historia de aquella foto y aprovechar para invitarnos a leerla con una perspectiva histórica que demuestra que ni ellas eran tan malas entonces, ni nosotros como sociedad tan buenos y puros como siempre hemos creído.
“Aquella foto se tomó una noche en la que Britney y yo salíamos de una fiesta que daba una amiga en el Beverly Hills Hotel”, afirma Hilton en This Is Paris, su nuevo podcast. “Estábamos camino del coche y de repente nos vimos rodeadas de un montón de fotógrafos. Fue ahí cuando de repente apareció Lindsay, lo que me pareció muy raro porque por aquel entonces estábamos enfadadas”, explica.
Aquel encuentro casual llevó los paparazzi a preguntarles si era verdad que Paris había pegado a Lohan, como afirmaban algunas noticias, o al revés. “Yo les respondí que por qué no se lo preguntaban a ella. Y Lindsay les respondió que no, que yo nunca le habría pegado porque nos conocemos desde que ella tenía 15 años. Básicamente no estaba admitiendo lo que hizo, todo fue rarírismo”, asegura la heredera.
“Y de repente, no sé cómo, Lindsay estaba metida en mi coche con nosotras. Yo fui muy educada y no le dije nada aunque no nos llevábamos ya bien. Además, era muy difícil salir de allí porque no veía nada con todas las cámaras”, se justifica para después repetir que durante muchos años fueron las mejores amigas pero no en aquel momento.
“La cosa es que ella hizo cosas que me dolieron mucho. Traicionó mi confianza y aquello causó mucho drama entre nosotras. Digamos que teníamos una de esas amistades que van y vienen”, puntualiza. “Pero cuando pienso ahora en todo lo que ocurrió creo que el único problema es que éramos muy jóvenes e inmaduras”, confiesa.
“Lo vivíamos todo como si fuera un drama de instituto, especialmente en la escena de Los Ángeles que todo era público y teníamos a los medios constantemente tratando de agitar y de empeorar las cosas entre nosotras porque en aquella época los medios realmente disfrutaban de que las chicas se pelearan entre sí”, concluye sin aclarar si las cosas están ahora más calmadas entre ellas. Ojalá. Aunque que en 2017 celebrara en redes el 11º aniversario de esa icónica foto nos da a entender que sí.
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