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La reina Máxima y el rey Guillermo de Holanda han mostrado al público cómo están siendo sus días de trabajo durante la pandemia. Y difieren bastante de lo habitual. La primavera ha inundado las estancias del palacio hayense de Huis ten Bosch, aliándose con los últimos looks de Máxima para animar durante el coronavirus. Y ha dotado de todo el sentido a los despachos infrautilizados con los que cuentan los reyes.
Porque, normalmente y salvo agenda, lo que hacen los reyes cada día laboral es salir de ese palacio, recorrer los dos kilómetros del céntrico bosque de hayas que rodea a Huis ten Bosch (Literalmente: "Casa en el Bosque"), el palacio de vivir, y llegar a sus aburridos despachos en Noordeinde, el palacio de trabajar. Allí, tanto Máxima como Guillermo cuentan con pequeños despachos, con un par de cuadros colgados y escritorios antiguos, donde sólo las fotos de la familia aportan algo de calor.Sin embargo, el Gobierno holandés se gastó 63 millones de euros -sobre 35 millones previstos- en reacondicionar Huis ten Bosch durante cuatro años. Y el resultado vio la luz el verano pasado.
La que más ha salido ganando es Máxima, que cuenta con un espectacular despacho, en crema y azules, donde se dan la mano tradición y modernidad entre dos amplios ventanales que flanquean su escritorio. Con una pared estampada en motivos tropicales y fotos de la familia en la última línea del escritorio, Máxima cuenta en Huis ten Bosch con un despacho mucho más alegre que la gris y apagada oficina, alegrada sólo por las fotos familiares, un par cuadros abstractos y una pequeña zona de reuniones, que tiene en Noordeinde. Y eso que en la fotos no se aprecian ni la lámpara modernísima que cuelga sobre la estancia de la Casa en el Bosque, ni la antigua cómoda que remata el despacho al final del muro estampado, ni la mesita de reuniones con chimenea desde la que está tomada la foto.
Por lo que hemos visto, ni ella ni Guillermo prefieren las parafernalias de James Bond que hemos visto a los políticos, y eligen trabajar y mantener videoconferencias con un cómodo iPad Pro. Con trípode, por supuesto, para no tener que sujetarlo. Máxima, apenas despeinada, con vestido de florecitas de andar por casa y gafas, cumple a rajatabla el look "arreglada pero informal" de cualquier teletrabajador a la hora de entrar a la videorreunión en estas fechas.
Otro tanto pasa con Guillermo, el rey en polo, en postura distendida y con el trípode bien subido para poder reclinarse en la silla. Y eso que a él no le haría falta: su escritorio, que es como el triple de grande del que tiene en Noordeinde, y mucho más moderno, tiene tanto espacio que el iMac de 27 pulgadas pasa desapercibido. El despacho de Guillermo es más sobrio, aunque cuenta con una ventaja sobre el de Máxima: si ella tiene ventanales, él tiene un balcón que rodea toda la estancia.
Su monarquía está tan pegada a la tierra, que en una de las fotos del reportaje, hasta podemos verle uno de esos hábitos tan comunes al resto de los mortales: con medio pie fuera de las zapatillas de estar por casa con las que se ha presentado al despacho a hacer sus cosas de rey. Demostrando lo mucho que ha evolucionado la monarquía holandesa desde su antepasado más ilustre. Precisamente el revoltoso Guillermo de Orange cuyo retrato preside su despacho, y que dio origen a la monaquía holandesa tras rebelarse contra la dinastía española más poderosa de todas: los Austrias.
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De Felipe y Letizia a la princesa Mette-Marit: los 'royals' nos enseñan sus despachos
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