«Hoy he dormido una hora y media, porque vengo de grabar ‘Tu cara me suena’, en Barcelona, y me he venido a hacer lo de las gafas. Soy una ‘working girl’, porque trabajo mucho, pero la suerte de hacerlo en lo que me gusta». Mario Vaquerizo es capaz de definirse con un puñado de letras. Tiene carácter y un estilo propio que ha llevado a que Multiópticas apueste por él para ser la imagen de su nueva colección cápsula: MO Front Row.
Y, con ese nombre, no podían presentarse en otro sitio que en el marco de la Mercedes Benz Fashion Week. «Es una cuestión de selección natural, porque la gafa de sol forma parte de mi ADN y de mi día a día. Para mí, no solo es un atídoto contra sol, sino el complemento ideal para ir arreglado a una fiesta, al supermercado o a un concierto. He aceptado colaborar porque la MO Front Row me parece una línea muy diversa y muy poco dogmática, muy intercambiables y versátiles», explica Mario sobre lo que le llevó a aceptar al recibir la llamada de la marca.
«Me gusta que se presenten unas gafas de sol en la MBFW, porque la gafa también es diseño y moda. Es tan importante como un pantalón, un zapato o una gabardina, porque te imprime carácter y estilo. Además, soy habitual a este evento, porque doy mucha importancia a la imagen, me gusta sentirme guapos y para eso está la moda», añade.
Vaquerizo es uno de los ‘must’ del ‘front row’ de la antigua Cibeles, aunque, cuando pisa el recinto, le azotan sentimientos encontrados: «Me trae recuerdos agradables y muy felices, y a la vez agridulces. Sobre todo porque un gran amigo mío como David Delfín ya no puede seguir desfilando». Piensa un instante y nos regala uno de esos recuerdos que forman parte de su vida junto al diseñador, que nos dejó en junio de 2017: «Me acuerdo cuando desfilé y me convertí en cantante-modelo, con Alaska y Bimba Bosé, en un desfile de David».
He conseguido que mis aficiones se conviertan en mi medio de vida»
Sí, nombra a su mujer, con la que lleva 20 años («Dios y Alaska quieran que sean otros 20 años más, por lo menos«, exclamaba poco después, al recordar la cantidad de tiempo que llevan el uno con el otro) y a dos figuras clave y que ya no están, pero que tienen en común con él y con esos miembros de su pandilla, entre los que destaca, por ejemplo Bibiana Fernández que «lo que nos une es que hacemos lo que queremos, como queremos y siendo dueños de nuestra vida».
Se explica: «Es decir, hemos sido muy privilegiados por poder hacer de nuestras aficiones nuestra profesión, y eso hace que se manifieste de esa manera tan lúdica y tan graciosa. Asumes una responsabilidad, porque te están pagando por ello, pero te diviertes. No conozco a nadie de mi entorno que se dedique a una cosa que no le guste hacer. Me siento muy afortunado porque, por casualidades de la vida he conseguido que mis aficiones se conviertan en mi medio de vida».
El reto de la imitación
Por supuesto, Vaquerizo habla de ‘Tu cara me suena’, el otro gran proyecto que le hace dormir menos de esas siete horas deseables por él. «Me lo estoy pasando fenomenal, porque es algo no me es ajeno. Yo de pequeño me dedicaba a imitar a la gente que me gustaba. Ahora lo hago con 45 años. Está siendo muy terapéutico. En mi caso, ‘Tu cara me suena’ es como ir al psicólogo», se vuelve loco para explicarnos como está afrontando esta experiencia nueva para él.
No obvia las complicaciones que se está encontrando por el camino: «Yo creía que iba a ser más fácil imita, disfrazarme, cantar como mis ídolos… Imitar me está resultando muy difícil, meterme 100% en el personaje, sobre todo porque son grandes estrellas con un estilo muy definido. Me estoy dando cuenta de que tengo más personalidad de lo que creía, y muchas veces cuesta mucho hacer desaparecer a Mario Vaquerizo. Es en eso en lo que estoy trabajando».
El amor no son matemáticas, si no todo el mundo estaría felizmente casado»
Por supuesto, Alaska es la primera que conoce siempre a quién le toca imitar. Ella le aconseja, sobre todo el tema vocal, que es de lo que más domina una de las voces míticas de La Movida. Mario no escatima en elogios hacia ella: «Me siento muy afortunado por haber encontrado a la persona de la que sigo enamorado y que esa persona esté también enamorada de mí. Y porque tenemos la suerte de que compartimos muchos mundos y, a la vez, tenemos cosas en las que somos muy diferentes».
«¿Cuál es el secreto?», se pregunta él mismo, porque es polifacético hasta cuando es el entrevistado. Se responde: «Ninguno. El amor no son matemáticas, si no todo el mundo estaría felizmente casado. Esto es una cuestión de suerte, que lo encuentras y tienes que seguir trabajándolo para que los sentimientos sean recíprocos. Me sigue gustando mucho físicamente y también me sigo enfadando con ella».
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