Mago More: "El mayor problema que conlleva la inclusión es que los niños están solos el fin de semana"

La plataforma Educación Inclusiva SI, Especial, TAMBIÉN, nace de la preocupación de muchos familiares de personas con discapacidad, ante la intención, por parte de algunos partidos y organizaciones del sector de la enseñanza, de eliminar la Educación Especial en nuestro país, bajo el argumento de que es «segregadora y discriminatoria».

Corazón Una de las voces que más se ha hecho oír en este asunto es la de José Luis Izquierdo Martín, más conocido como Mago More, que nos explica el porqué de esta iniciativa…

Mago More Lo que ocurrió es que, bajo la excusa de la inclusión, todos los partidos políticos, al principio, se adhirieron, porque, lógicamente, si a ti te preguntan: «¿Quieres que sea inclusiva la educación?», contestas que sí.

C. Sobre el papel es muy bonito, suena bien.

M.M. Así es. Pero luego, muchos partidos se dieron cuenta de que era un engaño, porque sí, inclusión, pero ¿a qué precio?

C. El CERMI, comité español de representantes de personas con discapacidad, máxima autoridad en la materia defiende que es posible esa integración.

M.M. Pero no tiene sentido. Si tú coges a un niño con síndrome de Down o con un espectro autista de un determinado nivel y lo metes en un ‘cole’ de educación ordinaria, bien, porque hay muchos niños que están totalmente incluidos dentro de la sociedad, pero hay otros que no.

C. Porque no todas las discapacidades pueden entrar en el mismo saco…

M.M. ¡Claro! ¿Qué ocurrió entonces? Pues, que muchos padres pensaron que, si esto se convierte en Proyecto de Ley y posteriormente en Ley Nacional, nos van a llevar a los niños a colegios ordinarios y no puedes imaginarte el drama que eso supone para los padres.

C. Su hijo Marcos tiene síndrome de West y parálisis cerebral. ¿Sería viable, para él, una educación inclusiva, en un centro ordinario?

M.M. Para Marcos sería imposible, porque tiene parálisis cerebral y está afectadísimo, pero hay niños en la Fundación Bobath que han estado en colegios ordinarios y han salido llorando todos los días, porque sufrían un estrés constante, se meaban encima, no aguantaban la presión, no les invitaban a nada…

C. ¿Se sentían excluidos?

M.M. Absolutamente, porque hay una parte emocional, que no se cuenta y es que, aunque tu hijo intelectualmente esté bien para ir a un cole de educación ordinaria, no se siente integrado, porque nunca le invitan a ninguna fiesta de cumpleaños, ni a salir por ahí… Esto hace que tengan una adolescencia horrorosa. Hay muchos padres que quieren, a toda costa, que sus hijos estén en esos coles, pero gran parte de esos niños vuelven rebotados.

C. Lo que pretenden es dejar claro que ustedes quieren que convivan los dos tipos de centros.

M.M. Nosotros respetamos todas las opciones, porque es lógico y loable que, hasta el último momento, quieras que tu hijo sea ‘normal’, pero la realidad de la vida es que no. Hay un porcentaje pequeño de padres que están en contra de nosotros, sin darse cuenta de que nosotros estamos a favor de todo. Por eso la plataforma se llama Inclusiva SÍ, Especial, TAMBIÉN.

C. Imagino que de lo que se trata es de que cada niño pueda alcanzar el máximo de su potencial, que es distinto para cada uno de ellos. No estamos hablando de hacer ecuaciones, despejar incógnitas o elaborar fórmulas químicas.

M.M. Efectivamente, que lleguen a su máximo. Para algunos será controlar esfínteres, para otros sujetar la cabeza, pero lo más importante es que estén felices a nivel emocional. El mayor problema que conlleva la inclusión es que están solos el fin de semana, porque a un niño ordinario no le apetece pasar su tiempo libre con un niño que está cojo, en silla de ruedas o que habla mal… Si ya a los mayores les cuesta aceptarlo, imagínate los niños que son más espontáneos. En Bobath, los niños son amigos y hacen planes conjuntos.

C. Hábleme de la Fundación Bobath.

M.M. Nosotros vivimos, como todos los padres, el proceso de negación. Cuando le llevamos era un bebé, que hacía menos cosas que otro niño, sí, pero no dejas de tener la esperanza de que sea ‘normal’, hasta que te hacen la valoración y te dicen que tiene parálisis cerebral y va a entrar en ese cole. Yo, al principio, pensé: «¿Cómo va a ser mi hijo uno de estos?» Me marchaba del colegio llorando y ahora, creo que es el cole más divertido y bonito del mundo, no encuentras un cole más feliz. Además, lo tenemos al lado de casa. Somos muy afortunados, porque podemos pagar las terapias, llevarle a la piscina… pero otros padres, no. Es un colegio muy especial porque tienes, prácticamente, un terapeuta por niño.

C. Esa será otra de las razones para abogar por la educación especial, porque tienen unas necesidades específicas, que requerirán un número reducido de alumnos para cada educador.

M.M. Imagínate, en la clase de Marcos son siete niños y hay tres monitores fijos en el aula, más otros, de apoyo, que van y vienen. Marcos es el pequeño, con 14, y el mayor tiene 19, porque no van por edades, sino por capacidades.

C. ¿Qué objetivos tiene ahora la Fundación Bobath?

M.M. Estamos haciendo una residencia de mayores, porque estos niños se van haciendo grandes y a partir de los 20 años van al Centro de día. Ese centro hay que ampliarlo y se necesita dinero. Todos los centros son deficitarios y por eso estamos siempre haciendo festivales y eventos. Nos pasamos el día pidiendo (risas). Nosotros colaboramos con Bobath y con Síndrome de West. De hecho, todos los derechos de mi libro: Superpoderes del éxito para gente normal, los doné a las dos fundaciones, porque si a ti te va bien, tienes que devolverlo a la gente. Que te toque una discapacidad, sin dinero, es terrible, porque normalmente uno de los dos padres tiene que dejar de trabajar. Nosotros tenemos la suerte de poder contratar a una chica que está pendiente de Marcos y la verdad es que, con ayuda económica, lo puedes sobrellevar mejor. A mi mujer y a mí nos ha unido como pareja.

C. A veces sucede todo lo contrario.

M.M. Normalmente, ocurre al revés y suele ser el hombre el que huye. El problema de esto es aceptar el papel de cuidador.

C. Este es un tema que sé que le preocupa: ayudar a los papás, a los cuidadores… los grandes olvidados.

M.M. Hay que cuidar al cuidador porque esto es muy estresante si no tienes ayuda externa. El problema es que los padres son los que peor lo llevan. Hablando con un padre, te das cuenta, enseguida, de si lo ha aceptado o no. Y hasta que no lo aceptas, no puedes ayudar a tu hijo. Hay una etapa de duelo que tienes que pasar. Hay muchos padres de los que aprender. A mí, el mundo de la discapacidad me ha dado tanto…

C. ¿En qué punto está ahora el tema de la plataforma?

M.M. No pertenezco a la plataforma, pero les echo una mano en lo que necesitan. La Fundación requiere, sobre todo, ayuda económica para poder acometer diferentes proyectos, como el de la residencia y para poder seguir pagando las terapias de todos los niños. Y con la plataforma inclusiva tenemos la firme esperanza de que se pare y se vea que es un sinsentido. (www.fundacionbobath.com).

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