Cuando Meghan Markle y el príncipe Harry anunciaron su decisión de dejar a la familia real en enero, fue una sorpresa para el público y el palacio. Aunque la pareja utilizó su nueva web para explicarse, muchos detalles quedaron sin resolver durante semanas hasta que Harry y la reina Isabel se vieron cara a cara.
Desde entonces, los duques han optado por guardar silencio sobre su futuro contribuyendo así a alimentar las especulaciones de la prensa sobre dónde vivirán, cómo obtendrán ingresos, quién los protegerá y, como demostró Trump con un tuit el domingo pasado, quién lo pagará. Algunos aspectos empezaron a aclararse a fines de febrero, cuando el Palacio de Buckingham anunció que el 31 de marzo sería su último día como miembros de la familia real, y unos días antes de esa fecha límite se dio a conocer la colaboración de Meghan con Disney. Los aspectos importantes sobre el futuro de la pareja siguen siendo una incógnita, pero ahora parece que han comenzado a poner en marcha su estrategia. Están preparados para dejar de usar el apodo de ‘Sussex Royal’, aunque durante un tiempo trataron (e hicieron esfuerzos para conseguirlo) de que formara parte de su marca post-royal.
"Han dicho que no quieren una fundación, pero han mantenido conversaciones con expertos en Estados Unidos y Canadá sobre cómo pueden conseguir sus objetivos fuera de la familia real", apuntó hace unos días un experto de la realeza a The Sun. “Un post lo explicará todo. Es muy propio de Harry y Meghan anunciar sus planes en Instagram". El 30 de marzo por la tarde, compartieron su última publicación en @SussexRoyal, reiterando su deseo de seguir trabajando por la salud y el bienestar mundial, pero sugiriendo un paso más lejos del compromiso público:
A post shared by The Duke and Duchess of Sussex (@sussexroyal) on
Según las informaciones publicadas, la pareja se está refugiando en una nueva urbanización en Los Ángeles, después de haber dejado de la isla de Vancouver antes de que entraran en vigor las restricciones a los viajes no esenciales entre Canadá y Estados Unidos. The Sun añadió que la oficina de la pareja en Londres está cerrada y que el personal de comunicación trabaja ahora en Los Ángeles.
People, por su parte, publicó que la pareja ha contratado a Catherine St. Laurent, ex directora de comunicaciones de la Fundación Bill y Melinda Gates, para poner en marcha su nueva organización. Es una señal de que la pareja quiere ser tomada en serio en los círculos de filantropía. En un correo electrónico enviado por St. Laurent a sus ya excompañeros dijo: "Estoy encantado de poder desempeñar un papel de apoyo en la realización de su visión".
El fin de semana pasado, se levantó una gran polémica relacionada con la seguridad de Meghan y Harry, lo que sirvió para recordar que nunca tendremos las respuestas a todas las preguntas a su salida real. El diario Daily Mail publicó que la pareja podría tener que pedirle personalmente a Donald Trump el estatus diplomático en los Estados Unidos para permitir que sus guardaespaldas fueran armados. De alguna manera, la noticia llegó al presidente, que ya demostró estar muy preocupado por la realeza cuando llamó a Meghan desagradable en junio del año pasado. Trump elevó la polémica a su cuenta de Twitter durante y dijo que Estados Unidos no pagará sus gastos de seguridad.
De los muchos problemas que rodean la salida real de Meghan y Harry, los gastos de seguridad parecen ser los más difíciles de resolver. Cuando Meghan y Harry se fueron a Canadá por primera en noviembre pasado, llevaron a agentes de la Policía Metropolitana de Londres. Más tarde, se supo que el gobierno canadiense también había asignado a algunos miembros de la Policía Montada para que los acompañaran. Cuando esto trascendió en febrero provocó cierto revuelo, con un medio estimando que Canadá y el Reino Unido podrían tener que gastar hasta 20 millones de libras al año para protegerlos. El Gobierno canadiense anunció poco después que dejaría de prestar apoyo para su seguridad a partir del 31 de marzo.
Esa última semana, con los contribuyentes molestos en Twitter, The Sun publicó que podría costarle al Reino Unido ocho millones de libras protegerlos en Estados Unidos. Aquella información de Daily Mail no mencionaba tampoco que la pareja pediría financiación al gobierno estadounidense, solo que sus guardaespaldas pudieran ir armados.
Entre todo esto, según Harper’s Bazaar, Meghan y Harry ya han dado algunos pasos para tener seguridad privada en los Estados Unidos. "Por su seguridad y la de quienes los protegen, no se proporcionarán más comentarios u orientación”, dijo un portavoz que apuntó que la especulación "interfiere con la capacidad operativa y agrega riesgo a todos aquellos que reciben protección, a quienes los protegen y, potencialmente, al público".
En febrero, cuando Marry y Meghan hicieron recapitulación sobre su futuro, se dieron cuenta de que el Gobierno seguía pagando su seguridad y por eso no harían ningún tipo de comentario al respecto. "Se debe al perfil público del duque en virtud de haber nacido en la familia real, su servicio militar, el perfil independiente de la duquesa y el nivel de amenaza y riesgo compartido y documentado advertido en los últimos años". Lo expresaron en el último comunicado sobre su salida. "No se pueden compartir más detalles ya que esta es información clasificada por razones de seguridad". Tal vez la curiosidad del público se satisfaga cuando anuncien su nueva marca, pero todas las señales apuntan a que a esta información le seguirán todo tipo de especulaciones sensacionalistas hasta que se publique, de manera oficial, el gasto real.
Artículo publicado originalmente en la Vanity Fair USA y traducido. Acceda al original alquí.
Descarga el número íntegro y gratuito de Vanity Fair Abril aquí.
Fuente: Leer Artículo Completo