La trágica herencia envenenada de Rocío Jurado: sus ausencias como madre podrían explicar por que su hija, Rocío Carrasco, lleva 25 años sin hablarse con su hija

Esta puede ser la historia de un apellido, del precio que una saga famosa puede llegar a pagar por su popularidad. Hablamos de los Jurado-Carrasco-Flores, una polémica trama de odios, enemistades y demandas en la que tres mujeres llamadas igual, madre, hija y nieta, polarizan los conflictos. Los lazos entre las Rocíos se rompieron para siempre con el fallecimiento de Rocío Jurado en 2006 y a una serie de catastróficas desdichas de las que sabremos, previsiblemente, gracias a una serie documental que Telecinco comienza a emitir este mismo domingo.

En el documental ‘Rocío, contar la verdad para seguir viva’, RocíoCarrasco contará en una larga entrevista exclusiva por quélleva 25 años sin hablarse con su hija y qué papel juega en todo esto la prensa rosa de nuestro país. Se rompe, por fin, el gran misterio de la crónica social de este siglo, aunque quizá eso que tanto nos intriga haya estado ante nuestras narices todo este tiempo.

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Para La Más Grande, lo más grande era su hija. Tanto, que cuando con 18 años Rocío Carrasco decidió marcharse de casa, la Jurado le rogó de todas las maneras posibles que no se fuera. En la misma puerta de Villa Jurado, el mítico chalet de la Moraleja, la arrolladora cantante pidió a su pequeña del alma particular que no se independizara. ·Me ‘jinqué’ de rodillas para que no se fuera», confesó entonces Rocío Jurado.

Fue en el porche de Villa Jurado, el mismo lugar donde presentó a la prensa a su primogénita, en abril de 1977. «Es lo más grande que hay en el mundo», declaró al contemplar la carita de su hija, la que sería la niña de sus ojos hasta el día de su muerte. Y, sin embargo, la relación entre ambas no fue nada fácil. No tuvieron suerte: la profesión de la madre la obligaba a viajar y la niña, enmadrada hasta la médula, la echaba de menos.

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A pesar de recibir todos los caprichos posibles, la infancia y adolescencia de Rocío Carrasco estuvo llena de soledades, sobre todo a partir de la separación de Rocío Jurado y Pedro Carrasco, su padre, cuando ella tenía 12 años. Así lo explicó ella misma en una entrevista de televisión: “Y lloraba y lloraba y lloraba y lloraba… Hasta que un día no lloré más. Porque ya me di cuenta de que, llorase o no llorase, volver no iba a volver, se iba a ir de todas formas. Entonces ese día no lloré. Y ese día la que lloró fue ella».

Esta herida no debió de curar bien o, quizá, no curó de ninguna manera ni en una ni en otra. Rocío Jurado trató de ser madre por segunda vez infructuosamente, como si anhelara una segunda oportunidad para entregarse a la maternidad. Lo logró con la adopción de Gloria Camila (3 años) y José Francisco (6 años) en Colombia, con los que vivió siete años de felicidad maternal junto a su segundo marido, el torero José Ortega Cano.

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Rocío Carrasco vivió siempre bajo la alargada sombra de su madre, tanto si estaba como si no. De hecho, fue una joven particularmente rebelde y le dio muchísimos disgustos a Rocío Jurado, que se desvivió por ayudarla a convertirse en modelo o presentadora de televisión. No pudo ser, y la niña decidió irse de asa con una boda a los 18 por todo lo alto y con un guardia civil, Antonio David Flores, padre de sus dos hijos. «Esas personas son animalitos heridos», decía Mercedes Milá de madre e hija, enredadas en una intensa relación de amor y reproches.

Sintomáticamente, muchas de la circunstancias que rodearon la complicadísima relación madre-hija entre Rocío Jurado y Rocío Carrasco se repiten en la aún más difícil relación entre Rocío Carrasco y Rocío Flores. Gracias al documental de Telecinco sabremos de las concretas peleas que las enfrentaron, pero su distancia puede tener raíces más profundas.

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Si Rocío Jurado fue una madre ausente para Rocío Carrasco, esta lo ha sido para Rocío Flores: en algunas de sus intervenciones televisivas ha desvelado que, por este motivo, tuvo que asumir responsabilidades que no le correspondían. La fama de su madre y su abuela también afectó a Rocío Flores, que vivió su infancia rodeada de cámaras y paparazzis. Quizá como reacción a toda esta situación, se convirtió en una adolescente rebelde, igual que lo fue su madre.

De alguna manera, vemos como la herida de la ausencia maternal de Rocío Jurado pasa de generación en generación, con una madre, Rocío Carrasco, que tiene que lidiar con una hija que podría ser producto de eso que popularmente se llama karma. No podemos saber aún qué es lo que va a contar en la entrevista exclusiva que ha concedido a Telecinco, pero sospechamos que Ana Rosa Quintana tiene mucha razón con eñ comentario que captarón unos micros abiertos de su programa en un descuido de la presentadora: «A la niña la va a destrozar».

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