«Si Rocío Carrasco quiere vivir de una determinada manera hay que respetarla. Ella es dueña de su vida. Yo no la conozco de nada. ¿Quién soy yo para juzgar qué?». Esas eran las palabras de Ana María Aldón que se podían leer el pasado miércoles en la entrevista con la revista ‘Semana’. Unas declaraciones con las que se ponía del lado de una mujer enfrentada a toda su familia, incluido José Ortega Cano, marido de la responsable de esta declaración que generaba una enorme polvareda.
Lo primero, porque parecía posicionarse de manera clara en detrimento de Rocío Flores, quien ya sabemos que es el ojito derecho de Gloria Camila, hija de Otega Cano. Lo segundo, porque este no tardaba en pronunciarse al respecto de lo que había manifestado su esposa en lo que se interpretaba como un tirón de orejas por el mensaje que la diseñadora había dado.
No me posicioné a favor de nadie»
Este fin de semana, en ‘Viva la vida’, matizaba sus palabras. «Me preguntaron por la relación con Rocío, cuando tengo a la redactora que me hace muchas preguntas sobre Rocío, dije que había que respetarla, esté o no de acuerdo. No me posicioné a favor de nadie. Lo más importante son los niños, que han sufrido mucho», comenzaba a aclarar. «No la entiendo, pero no me queda más remedio que respetarla», zanjaba.
Además, aprovechaba para desmentir ese presunto acercamiento entre Carrasco y Gloria Camila del que tanto se habló hace unas semanas y que esta última ya salió a asegurar que no había existido. Porque se dieron detalles tan concretos como que Rocío había cogido el teléfono para limar asperezas y que esto había provocado que Gloria y Rocío Flores se distanciaran. Nada más lejos de la realidad. Al menos, según su versión.
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