Mohamed Hadid es famoso por dos cosas: las megamansiones que diseña para los ricos sin complejos y que le hicieron millonario, y por ser el padre de las supermodelos Gigi y Bella Hadid. Sin embargo, su fortuna como promotor inmobiliario -estimada entre 100 y 200 millones de dólares- se ha visto afectada por el enésimo revés judicial en un proyecto maldito: una mansión de casi 3.000 metros cuadrados. Una mole en la ladera de una de las colinas de Bel Air que pone en peligro a todos los vecinos del barrio. O eso al menos opina el juez Craig Karlan, que ha ordenado la demolición de la estructura, sin terminar desde que hace más de un año Hadid perdiese el permiso de construcción.
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El principal problema, según los vecinos de la zona -y el informe pericial- es que la supermansión, apodada Enterprise porque recuerda a la nave de Star Trek, no iba a ser tal. Mohamed Hadid compró el terreno en 2011, y presentó un plan para un proyecto de lujo de unos 1.300 metros cuadrados. En su lugar, hacia 2014 quedó claro que lo que se iba a construir ahí era como tres mansiones de la zona juntas, ante la pasividad de las autoridades. Algo que denuncian tanto los vecinos como el propio promotor, que se quejó en el tribunal de que "nadie" le avisó de que estaba incumpliendo la ley. Aunque la mansión se alza sobre un terreno inclinado, en el que incluso las mansiones "normales" necesitan unos cimientos bastante profundos. Que la Enterprise tampoco cumple.
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El problema, por el que casi todos los vecinos de la colina decidieron demandar a Hadid, es que esa mansión corre el riesgo de desestabilizar toda la ladera y, en el peor de los casos, pasar a la posteridad como la casa que se comió todo un barrio de millonarios. El último auto judicial es contundente: "nunca debió construirse", "es claramente insegura y peligrosa para todo el vecindario" y ordena a Hadid demoler la vivienda. Una demolición cuya factura podría ascender -aparte de las pérdidas de una construcción que Hadid llegó a valorar en 100 millones de dólares- a cinco millones de dólares. De los que Hadid, de 71 años, tendría que abonar un depósito de medio millón de dólares para empezar.
El último capítulo es que los abogados de Hadid afirman ahora que el constructor carece de ese dinero, pese a que hace menos de dos años que el constructor vendió La Belvedere, otra suntuosa mansión de siete dormitorios y once retretes en la que se criaron las supermodelos. Por 100 veces más del depósito solicitado: 56 millones de dólares. Pero Hadid está jugando con algo más que las pérdidas: de aquí al 1 de abril la mansión tiene que o demolerse o -imposible- adecuarse a la ley. De lo contrario, Mohamed Hadid afronta hasta tres años en prisión.
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