No tiene intenciones de abandonar Ginebra, pero la Infanta Cristina sí las tendría de buscar un lugar más tranquilo en el que residir. Tanto ella como los dos pequeños de sus hijos, Irene y Miguel. Los tres, según Vanitatis, se han mudado de casa en busca de una mayor tranquilidad después del ajetreo con el que han tenido que convivir los últimos años por las cuestiones judiciales por todos conocidas.
Precisamente se han trasladado a una zona no solo ajena a todas esas cámaras con las que tenían que lidiar en su día a día, apostadas a las puertas de su casa en busca de una imagen, sino también que se encuentra mucho más cerca del colegio donde cursan estudios Irene y Miguel, los dos hijos menores de ese matrimonio de Cristina e Iñaki Urdangarin, que son los que aún residen con ella.
Aunque durante estos tiempos de pandemia, y con las clases suspendidas en el mundo entero, se han trasladado junto a ello los otros dos hermanos: Pablo Nicolás, que vive en la localidad francesa de Nantes, donde juega al balonmano; y Juan Valentín, que cursa estudios universitarios en Gran Bretaña. Allí, en un barrio menos céntrico que el anterior en el que han pasado sus primeros años en Suiza, han pasado los cinco juntos la cuarentena.
Si bien es cierto que la falta de trasiego en las inmediaciones de esa antigua vivienda había hecho barajar la posibilidad de que se hubiera trasladado a Lisboa, donde la Fundación Aga Khan para la que ella trabaja tiene sede, lo cierto es que, por el momento, no hay intenciones de hacer las maletas con rumbo a Portugal. Tan solo han buscado un refugio alejado de los ‘flashes’, que les permita vivir con toda la paz que les sea posible.
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