Hillary Clinton sabe mejor que nadie lo que es vivir en el epicentro de la tormenta mediática. Ella misma lo sufrió en sus carnes en los años 90, cuando el escándalo Lewinsky estuvo a punto de costarle la presidencia —pero también el matrimonio— a su marido, Bill Clinton. Quizá por eso, su solidaridad con Meghan Markle, que en los últimos meses ha sido objeto de todo tipo de ataques personales por parte de la prensa británica, está fuera de toda duda.
En octubre, la exprimera dama defendió a la duquesa de Sussex en una entrevista con el diario ‘The Sunday Times’: «La manera en la que está siendo tratada es incomprensible. Y si la explicación es que se trata de un mujer birracial, es una auténtica vergüenza». Unos días más tarde, se reiteraba en sus palabras mientras participaba junto a su hija Chelsea en una entrevista con la ‘BBC’ para promocionar su último libro: «Me gustaría poder abrazarla. Me siento como una madre que necesita rodearla con sus brazos y decirle que aguante, que no deje que esa gente le afecte». Y añadía: «Aunque te cuenten lo que significa subirse al escenario más grande del mundo, como ingresar en la familia real británica, es muy difícil de imaginar. Que todo lo que hagas se analice y esté bajo un constante escrutinio público o que se inventen algunas cosas es muy complicado de gestionar. Les deseo a ella y a su marido todo lo mejor, porque si ya es difícil llevar una vida íntegra siendo un ciudadano anónimo, estando en una plataforma tan grande es muchísimo más difícil».
Y el mensaje llegó a su destinataria. Apenas unas horas más tarde, Markle y Clinton, que casualmente estaba en Londres en medio de su gira promocional, se encontraron por primera vez. Según el diario Daily Mail, la reunión tuvo lugar en Frogmore Cottage, la residencia de la exactriz y su marido, el príncipe Harry. «Las dos sienten una admiración mutua y por eso fue una reunión muy cálida y entrañable», explicó una fuente al diario británico, que confirmó que Clinton también conoció a Archie, el hijo de seis meses de la pareja. De hecho, Markle llegó a confesarle a Clinton que cuando tenía 11 años y ella era la primera dama le escribió una carta exigiéndole que hiciera lo posible para retirar un anuncio de lavavajillas que consideraba sexista. Pero Hillary no es la única primera dama que ha defendido públicamente a Markle. Michelle Obama, que se considera amiga de la exactriz, alabó su trabajo humanitario y se refirió a ella como una «líder compasiva» que hace que «el mundo sea mejor» cuando a la duquesa de Sussex le llovían las críticas. Las exprimeras damas norteamericanas se han convertido en las mejores aliadas de Meghan Markle. Pero también en sus abogadas defensoras más entregadas.
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