Desde la distancia, podría parecer que Kim Kardashian y Kanye West tienen pocas cosas en común. Él es un rapero con ideas políticas controvertidas, alejado, en cierto modo, de la farándula, y su mujer forma parte de una familia en la que la estética es fundamental. De hecho, ella es una de las responsables de que el mundo, en masa, dejase atrás un tipo de cuerpos escuálidos (y caucásicos) que estuvieron tan de moda durante los 90.
Pero los tiempos cambian y ahora West se encuentra inmerso en un momento vital en el que lo único que le importa es el cristianismo. Una nueva deriva que ha afectado a su estilo de vida y a su música: su último álbum se llama Jesus is King y todas las letras versan sobre este asunto. También viajó junto a su mujer y sus hijos a Armenia, para que recibiesen el bautismo, y además tiene una nueva visión sobre los estilismos de Kim Kardashian.
“Siento que acabo de completar una transición en la que he pasado de ser un rapero que mira a todas las mujeres a ser un hombre que mira a su mujer y se pregunta por qué necesita ella ir enseñando su cuerpo de esa manera a todo el mundo”, le espetó West a Kardashian durante un episodio de Keeping Up with the Kardashians, haciendo alusión al vestido de Thierry Mugler que Kardashian llevó a la Gala del MET.
“Antes no me daba cuenta de lo mucho que eso afectaba a mi alma y a mi espíritu como hombre casado y como padre de cuatro hijos. Para mí, el corsé es ropa interior. ¿Para quién es sexy una prenda así?”, insistía el rapero.
“Tú sabes que anoche tuve un ataque de ansiedad y que lo último que necesito ahora es más energía negativa a mi alrededor porque no te gusta que lleve vestidos tan ajustados”, le respondió Kim. “Pero eres mi mujer y me afecta cuando sales demasiado sexy en las fotos”, trató de justificarse West.
“Tú me ayudaste desde el principio a construir esta imagen de persona sexy y segura de sí misma. Y solo porque ahora mismo estés en un viaje espiritual que te está transformando como persona no significa que yo tenga que estar en el mismo lugar contigo”, sentenció Kim entonces, para alegría de todos sus fans.
Pero ahora, las cosas han cambiado porque Kardashian le ha contado a The Real, que en realidad su marido no iba tan mal encaminado. “Él es mi marido y quiero honrarlo a él, así como tener en cuenta sus sentimientos y este cambio vital que está atravesando”, aseguró la celebridad. “Sobre todo, es por los niños. Se hacen mayores y él es muy consciente de todo lo que tenemos en casa. Nos deshicimos de la televisión en el cuarto de los niños y sacamos todo el maquillaje de la habitación de North”.
Una decisión que no tendría que ver con la que Kim está dispuesta a llevar a cabo. “Estoy de acuerdo [con Kanye]. Pero siempre voy a ser yo. Simplemente, estamos debatiendo qué es demasiado y qué no. Soy madre de cuatro hijos y el próximo año cumplo 40. ¿Cuándo es el momento de parar?”.
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