En teoría el trabajo de cualquiera que se dedique a la interpretación es ser capaz de meterse en la piel de cualquier personaje. Pero para desgracia de algunas intérpretes, es su aspecto físico lo que determina que les den un papel en una película. Sobre todo cuando el público asocia un rasgo específico a ese nombre. Un encasillamiento que obliga a no cambiar nada para asegurar el éxito del filme.
Esto viene siendo así desde hace décadas, que se lo digan si no a la pobre Marilyn Monroe, que no podía dejar de teñirse el pelo de rubio para no perder la marca. Pero ella no ha sido la única. Más recientemente tenemos el caso de Katherine Heigl, que desde que saltó a la fama en Anatomía de Grey hace más de una década no ha podido cambiar el color de su cabello, solo cortárselo más o menos largo.
Pero para avanzar en esta industria hay que arriesgar. Y eso es lo que acaba de hacer la protagonista de comedias románticas como 27 vestidos o La cruda realidad, que ha sorprendido a todos sus seguidores en Instagram con un cambio de look radical al que nos va a costar acostumbrarnos.
Por exigencias del guion de la que será su próximo papel en la serie Firefly Lane de Netflix, la actriz ha decidido abandonar para siempre su característico pelo rubio y teñirse de morena. Un proceso que Heigl ha documentado a través de sus Stories de Instagram en las que aparece bebiendo champán mientras su estilista obra este milagro para el que necesitó tres horas.
Y muy contenta tiene que estar con el resultado porque Katherine después ha publicado una foto en su perfil enseñando su nuevo look siendo consciente del revuelo que iba a provocar entre sus seguidores. “Para aquellos que no lo habéis visto en los Stories esto va a ser un shock”, escribía junto a la imagen. No hace falta que lo jures. Pero bueno, tampoco está tan mal. ¿O sí?
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