La Casa Real ha publicado un comunicado este domingo anunciando que el rey Felipe VI ya ha informado a su padre de que renunciará a la herencia que “personalmente le pudiera corresponder” de don Juan Carlos y que el rey emérito, además, dejará de percibir la asignación que está fijada en los Presupuestos de la Casa del Rey.
Felipe VI ha recurrido a lo que dijo en su discurso de proclamación como rey: "La Corona debe (…) velar por la dignidad de la Institución, preservar su prestigio y observar una conducta íntegra, honesta y transparente, como corresponde a su función institucional y a su responsabilidad social. Porque, sólo de esa manera, se hará acreedora de la autoridad moral necesaria para el ejercicio de sus funciones- para argumentar la renuncia a la herencia "así como a cualquier activo, inversión o estructura financiera cuyo origen, características o finalidad puedan no estar en consonancia con la legalidad o con los criterios de rectitud e integridad que rigen su actividad institucional y privada y que deben informar la actividad de la Corona".
Un contundente anuncio que se produce después de que el diario The Telegraph publicara ayer que el rey Felipe es beneficiario de una sociedad offshore con sede en Panamá vinculada a una supuesta donación de 65 millones de euros de Arabia Saudí a su padre el rey don Juan Carlos.
La donación la habría realizado el homólogo del rey en Arabia Saudí, Abdullah bin Adbul Aziz Al Saud, y se habría depositado en una cuenta abierta en el banco privado suizo Mirabaud a nombre de la Fundación Lucum, en cuyos estatutos aparecería Felipe VI como segundo beneficiario. Entre sus encomiendas destacaría mantener durante su vida al resto de la familia real y satisfacer cualquier "petición razonable" que pudieran hacerle tanto su madre como sus hermanas y sus hijas, según el mismo diario.
El rey Felipe, en el comunicado donde asegura desconocer cualquier vínculo con la Fundación Zagatka, reconoce que en marzo de 2019 recibió una carta del despacho Abogados Kobre&Kim informándole de su supuesta designación como beneficiario de la Fundación Lucum en el momento en que falleciese don Juan Carlos. Entonces, se lo comunicó tanto al emérito "como a las autoridades competentes". Continúa el texto explicando que el rey se dirigió al despacho de abogados para informar de que "ni Su Majestad ni Su Casa tenían conocimiento, participación o responsabilidad alguna en los presuntos hechos que mencionaba". Además, compareció ante notario para dejar constancia de que había enviado una carta a don Juan Carlos "a fin de que si fuera cierta su designación o la de la Princesa de Asturias como beneficiarios de la citada Fundación Lucum, dejara sin efecto tal designación, manifestando igualmente que no aceptaría participación o beneficio alguno en esa entidad, renunciando asimismo a cualquier derecho, expectativa o interés que, aún sin su consentimiento o conocimiento, pudiera corresponderles ahora o en el futuro en relación con la Fundación Lucum".
También quiso dejar constancia en aquel acto notarial de que no había tenido conocimiento "ni prestado consentimiento a participar, en nombre propio o en representación de terceros, en particular de su hija, en ningún activo, inversión o estructura financiera cuyo origen, características o finalidad pudieran no estar en plena y estricta consonancia con la legalidad o con los criterios de transparencia, integridad y ejemplaridad que informan su actividad institucional y privada. Y en la hipótesis de que, aun sin su consentimiento ni conocimiento, hubiera sido unilateralmente designado como heredero, legatario o beneficiario en relación con cualesquiera activos inversiones o estructuras, manifestó no aceptar participación o beneficio alguno en dichos activos y renunciar a cualquier derecho, expectativa o interés que pudiera corresponderles en el futuro".
Esta no sería la única sociedad offshore con la que se ha vinculado al rey emérito, cuya defensa asume ahora el abogado Javier Sánchez-Junco Mans, que habría usado como testaferro a Álvaro Orleans-Borbón –extremo que él niega– para ocultar parte de su patrimonio acumulado en la Fundación Zagatka, esa a la que ahora hace referencia el rey Felipe, de la que don Juan Carlos sería el tercer beneficiario y que supuestamente pagó sus vuelos privados durante más de una década.
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