Las cosas de palacio siempre van despacio. Y teniendo en cuenta que Brad Pitt y Angelina Jolie son lo más parecido que tienen a la realeza por tierras estadounidenses, nadie debería sorprenderse de que la pareja lleve intentando desde hace casi tres años llegar a un acuerdo de divorcio que sea satisfactorio para ambos.
Al principio parecía que el principal escollo para firmar su separación era la custodia de los hijos que compartían como pareja. En concreto, que Angelina consideraba que lo mejor era que vivieran con ella porque Brad no estaba pasando por su mejor momento personal. Un deseo que el actor no estaba dispuesto a conceder, de ahí que los primeros meses la batalla legal entre ellos fuera más cruenta de lo esperado.
Por suerte para los pequeños, al final la cordura se impuso y, después de confiar la decisión final a una mediadora para evitar un juicio, a finales de 2018 ambos acordaron que lo principal era proteger los interés de los niños y que, por lo tanto, ambos se quedaban con la custodia. Un trato que ha permitido este año a Pitt retomar la relación con ellos, que había quedado bastante dañada desde que se anunció el divorcio.
Pero si entonces parecía que el final del proceso estaba cerca, ahora acabamos de saber que la pareja ha encontrado otro punto de discordia que obliga a retomar las negociaciones entre abogados: su inmenso patrimonio económico.
Según revela hoy mismo The Blast, que ha tenido acceso a documentos judiciales relacionados con el divorcio, Jolie y Pitt no tienen muy claro cuál será la mejor manera de dividir la inmensa fortuna que lograron como matrimonio.
En concreto, el mayor problema es decidir quién se queda con el Château Miraval, la enorme mansión francesa rodeada de viñedos que compraron en 2011 que originalmente pensaban dejar en herencia a sus hijos. Un futuro que ahora no está claro ya que uno de ellos, Maddox, ya es adulto y por lo tanto podría quedarse fuera de este reparto ya que Jolie lo adoptó cuando estaba soltera.
En cualquier caso, según comentan fuentes cercanas a ambos, esta vez las negociaciones están siendo muy amables y por lo tanto no deberían tardar mucho en llegar a un acuerdo que haga feliz a ambos.
Algo que no debería extrañarnos si atendemos a las declaraciones que hizo hace solo tres días Angelina a una publicación francesa respecto a este divorcio afirmando que en estos últimos años se había “sentido muy perdida” pero que ahora que ha “reconectado con su insignificancia todo está en orden” y lo único en lo que piensa es en “la suerte que tiene de estar viva”.
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