Elsa Pataky desvela el único defecto que hace que Chris Hemsworth sea como todos los hombres del mundo

Visto desde fuera Chris Hemsworth puede parecer el marido perfecto: es un padre cariñoso, se cuida como nadie, es famoso pero sigue perdidamente enamorado de su mujer… Prácticamente un dios a la altura del Thor que interpreta en las películas de Marvel. O eso creeríamos de no ser por Elsa Pataky, que acaba de revelar en una entrevista un pequeño defecto que rebaja a su marido a la altura de cualquier hombre medio: ser demasiado orgulloso como para reconocer que se ha equivocado. Especialmente cuando tiene un volante entre las manos.

Según cuenta la española en una conversación con un programa de radio, Chris es de esa clase de padres a los que les encanta llevar en coche a toda la familia a explorar sitios inhóspitos. Una afición que le obliga a entrar con el vehículo en terrenos de difícil acceso y, por lo tanto, a quedarse atascados en el barro en más de una ocasión.

Aunque lo cierto es que esta anécdota que Elsa cuenta no tiene mucho de exótica: cuando ocurrió no iban de excursión a la Australia más salvaje, sino a un centro comercial para hacer algunas compras.

“Creo que Chris se queda atascado con el coche a propósito porque le encanta empujarlo en plan ‘mirad lo fuerte que soy que puedo moverlo”, bromeó Pataky antes de entrar en materia.

“No, ya en serio, la historia divertida es que una vez fuimos a hacer unas compras y Chris se pone muy nervioso si todo el mundo le mira mientras aparca. El caso es que de camino el coche se quedó embarrado y no se movía. Yo le dije que me dejara intentarlo a mí, pero él se empeñó en que no lo tocara”, explicó.

“Entonces yo le sugerí que quizás si dábamos marcha atrás el coche saldría, pero el seguía empeñado en que lo que necesitábamos era una grúa. Así que volvimos a casa, él llamó a un amigo que tenía una y se fueron a rescatar el coche”, continuó.

“Cuando volvió les pregunté qué tal les había ido, y él me respondió que genial pese a que estaba realmente hundido en el barro. Pero unos días después se me acercó y me dijo que me tenía que contar la verdad y que no habían necesitado usar la grúa, solo dar marcha atrás como yo había dicho”, confesó Elsa entre risas, que no disimuló el gusto que sintió cuando su marido le dio la razón. Tarde, sí. Pero lo hizo.

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