Anoche, Lana del Rey llegó a la pasada edición de los premios Grammy de la mano de su novio, el policía de Tulsa, Sean Larkin. Pero la presencia de su pareja no fue lo más sorprendente de la velada (su ocupación y sus aficiones como el crossfit ya están siendo asimiladas por sus fans), sino el vestido que escogió la cantante.
La celebridad, que en muchas ocasiones ha optado por Gucci, Altuzarra o Vivienne Westwood, sorprendió a los asistentes al evento con un impresionante diseño plateado y con flecos, que le favorecía mucho.
Pero no fue su primera opción. “Tenía otro vestido, pero después mi novio y yo fuimos al centro comercial a comprar un cinturón para él, lo vi y me encantó”, reveló la celebridad en una entrevista que concedió a Entertainment Tonight. “Así que este es un vestido que escogí en el último minuto”.
El diseño, de Aidan Mattox, tiene un precio de 595 dólares (unos 540 euros), pero fue modificado para que todo estuviese en su sitio. “Me lo arreglaron aquí”, reconoció la diva señalando su vientre. “Lo arreglamos para que estuviese perfecto”.
Junto a ella, su novio Larkin apostó por un total look negro, que maridaba a la perfección con el estilismo de querencia retro de Lana del Rey, que lució un recogido muy sesentero, como suele ser habitual en ella.
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