La expectación era máxima, como tantas otras veces que Rocío Carrasco se ha puesto ante una cámara o ante la prensa en los últimos ocho años, el punto de inflexión en la relación con sus hijos tras tener una pelea con su hija, Rocío Flores (la respuesta que recibió de su madre a la felicitación de cumpleaños). Anoche, se sentaba en el plató de ‘Lazos de Sangre’ para colaborar en la tertulia posterior a la emisión del capítulo sobre Carmen Sevilla.
Rocío sabía que todas y cada una de sus palabras iban a ser observadas con lupa, en busca de el más mínimo detalle que sirviera para agarrarse y lanzarse a la interpretación de señales sobre ese conflicto familiar que su hija ha aireado, de manera respetuosa y sutil, en ‘Supervivientes 2020’.
Fue medida, pero no pudo evitar hablar de la relación que Carmen tenía con su madre, Rocío Jurado. Y del papel de esta como madre. Se emocionó, una cosa llevó a la otra y terminó por hacer una reflexión sobre la maternidad que ha generado controversia por todo el trasfondo que tiene en su caso concreto. Por esos ocho años en los que no ha tenido contacto con su descendencia.
«Si hoy le preguntan a cualquier madre trabajadora le contestaría esto, que le faltan horas para ver a sus hijos crecer«, era la frase que genera revuelo, por el significado que tiene puesta en su boca.
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