Que existieron asperezas entre el príncipe Harry y su abuela, para quien era su ojito derecho de todo la vida, fue algo obvio. Con las aguas ya calmadas y puestas sobre el papel las condiciones a las que tenía que adherirse él para emanciparse de la corona, la reina Isabel destensó esa cuerda que imperó durante las negociaciones. Y ayer, esta pudo ver a su bisnieto Archie.
Hay que recordar que, en el último viaje de Harry y Meghan Markle a Inglaterra, para cumplir con sus últimos compromisos en la agenda real antes de que se ejecutara el Megtrix, el niño no voló con ellos por motivos económicos. Un escenario que provocó una enorme tristeza a Isabel II, que lleva sin verle físicamente desde poco después de Navidad, antes de que estallara toda la polémica.
Pero este martes era un día especial. La monarca cumplía 94 años y lo hacía rodeada de ese halo de soledad del que nos está dotando el confinamiento. Sin grandes festejos y de la manera más austera que se recuerde en sus casi 70 años de reinado, celebró la llegada un nuevo año por el que tuvo que recibir las felicitaciones a través de la pantalla de esa tablet de la que, dicen, no se separa.
Y, sin duda, esa videollamada realizada desde Los Ángeles fue la mayor alegría que tuvo a lo largo de toda la jornada de cumpleaños. Ha sido un portavoz de la pareja el que ha confirmado a la revista ‘Hello’ que Isabel II pudo ver al niño, uno de sus grandes deseos para ese día y el mejor de todos los regalos que pudiera esperar.
La reina se ha acostumbrado a mantener el contacto con sus bisnietos a través de una pantalla. Hace unos días, eran los duques de Cambridge los que aseguraban, en una intervención en la BBC, que sus hijos hablaban con frecuencia, mediante videoconferencia, con su bisabuela. Seguro que la llamada de estos, tampoco faltó ayer.
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