Se llama Lis Cuesta de Díaz Canel. No la conocíamos de nada, antes de la visita oficial de los Reyes Don Felipe y Doña Letizia a Cuba. No se trata de comparar a nadie.
No hay que alabar a una y destruir a la otra. Pero hay un antes y un después en la vida de esta señora, a partir de su aparición pública. Dicen que las representantes de cada país contribuyen a dar, con su imagen, una idea de modernidad, de buen gusto, de cultura, de progreso… todo menos lo que ha ofrecido doña Lis, que me recordó a las mujeres de los políticos de los países comunistas antes de la caída del ‘telón de acero’.
¿Quién es el responsable de tanto desaliño indumentario? ¡Pobre señora!
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