Fue en la recta final del programa. La bomba que tenía preparada Jorge Javier Vázquez para este lunes, era el regreso de Kiko Hernández tras más de dos meses cumpliendo con la cuarentena por culpa de un coronavirus (este es su gran cambio de imagen) que le a obsesionado hasta el punto de pasarle factura, tal y como él mismo relató en el plató de ‘Sálvame’ en esa vuelta sorpresa.
«Lo he pasado muy mal. Los guantes me han salvado la vida. Me ponía tanto gel que me acababan sangrando«, explicaba el colaborador sobre las consecuencias que había tenido para sus manos una limpieza excesiva con el fin de que el Covid-19 no entrara de una manera directa en su vida.
«Iba a comprar lo menos posible. A veces me iba y volvía sin nada. No era capaz de salir del coche. Notaba hormigas en la cara. He llorado mucho de impotencia, sentía que no servía para nada», explicaba tras haber reconocido que, incluso, llegó a desmayarse de esa presión por la ansiedad y el miedo que le ha provocado la pandemia.
He llorado mucho de impotencia, sentía que no servía para nada»
«He pasado una época muy chunga, con mucho miedo», ponía sobre la mesa sus sentimientos uno de los hombres más herméticos de todos los que hacen el programa de sobremesa de Telecinco. «He llorado mucho de impotencia, sentía que no servía para nada. Le decía a Mila: ‘Sois unos valientes’. Me sentía una mierda que no valía», añadía, reconociendo que se pasaba las 24 horas del día consultando las estadísticas de muertes y contagios.
Y sacaba una conclusión final fruto de la noticia más triste a la que hemos asistido estas semanas: «Luego ves lo que le ha pasado a Lequio y a Ana Obregón… somos unos afortunados por tener trabajo. A partir de ahora, no me oiréis quejarme«. Unas palabras con las que Kiko, que ha estado confinado con sus hijas, la niñera y su madre, remataba ese regreso a la televisión, tal y como están haciendo sus compañeros.
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