En sus últimos compromisos oficiales, doña Letizia ha demostrado que cada vez que arriesga, gana. Así sucedió en el concierto previo a la entrega de los Premios Princesa de Asturias, cuando deslumbró con un top palabra de honor adornado con plumas de The 2nd Skin Co. Y lo ha vuelto a demostrar en la entronización del emperador Naruhito y la emperatriz Masako, que ha tenido lugar en el Salón de Estado del Palacio Imperial de Tokio.
La Reina se ha llevado todas las miradas con un vestido largo de flores en tonos rosas y blancos sobre fondo verde, de cuello redondo y manga larga de la firma Matilde Cano, que ha adornado con un cinturón ancho de hebilla en verde. El otro complemento estrella del look ha sido la diadema ancha de terciopelo rosa de la firma sevillana Nana Golmar, un accesorio que triunfa entre las royals y que nos ha recordado al que llevó Kate Middleton en el bautizo del pequeño Archie Harrison. Letizia ha lucido la melena ondulada y un suave maquillaje en tonos tierra. Como complementos, ha optado por un bolso rosa de Carolina Herrera.
Mención aparte merecen las joyas que ha lucido la Reina, sacando algunos de los tesoros del joyero real. Entre ellos, el collar de chatones que perteneció a la reina Victoria Eugenia y unos pendientes largos de diamantes y esmeraldas de doña Sofía. Doña Letizia también ha llevado una pulsera de diamantes y el anillo dorado de la firma Karen Hallam que luce prácticamente en todos sus actos en los últimos meses.
La Reina también ha adornado su look con la banda de la orden japonesa de la Preciosa Corona. Un outfit alejado de los sobrios conjuntos a los que nos tiene acostumbrados en actos oficiales de este tipo y con el que ha vuelto a deslumbrar, demostrando que cuando se aleja de la sobriedad, muestra su mejor versión.
Fuente: Leer Artículo Completo