Con el escrutinio de las Elecciones Generales del 10 de noviembre realizado, no parece haber nadie que no piense que el gran perdedor de este segundo combate en las urnas ha sido Albert Rivera (su enigmático mensaje en el debate electoral). Ciudadanos, partido que lidera, ha cosechado unos resultados muy por debajo de lo esperado y ya hay quienes se aventuran a analizar el por qué.
Por supuesto, más allá de los motivos pura y duramente políticos, hay quienes señalan a las circunstancias personales que le han rodeado estos meses como un factor determinante. Con mayor claridad, y aunque sea más o menos injustos, hay quien señala a Malú como responsable del batacazo electoral.
O, más que a la cantante, a la relación que con ella mantiene y la cantidad de informaciones que se han publicado sobre ellos en los últimos tiempos. Porque, cabe recordar, los rumores de que estaban juntos surgieron antes de las primeras Elecciones a las que hemos asistido este 2019. En aquel entonces, se dijo que el entorno de Rivera le había recomendado no airear el romance, porque podía jugar en su contra.
Y, de hecho, no fue hasta un par de meses después cuando salieron las primeras fotos de la pareja, y aún se tardó más en que se dejaran ver juntos a propósito. Un secretismo, a pesar de que todo el mundo hablaba de ello, que se especuló podría atender, como decimos, a una estrategia política, y que, ahora, cobraría todo el sentido del mundo.
En las últimas semanas parece que solo se ha hablado de una cosa en la prensa del corazón: del posible embarazo de Malú del que sería su primer hijo junto al político. Unas informaciones que llegaban poco después de que a Albert le ‘hackearan’ el teléfono móvil. Una bola que ha ido creciendo entre especulaciones que no se han desmentido por ninguna de las dos partes.
Así las cosas, parece que el hecho de que se haya hablado de manera tan sonada de su vida íntima durante la campaña electoral, podría haber jugado, claramente, en su contra. Pero siguen siendo castillos en el aire, como esa posibilidad de que, en 2020, tenga que rescatar de su memoria cómo era eso de cambiar pañales y preparar biberones.
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