Todos cometemos el grave error de creer que los actores de Hollywood son iguales que los personajes que suelen interpretar en el cine. Pero nada más alejado de la realidad. Sobre todo cuando se trata de estrellas como Chris Evans, al que hemos visto pelear sin despeinarse durante años como Capitán América pero que en la intimidad es mucho más inseguro de lo que su cuerpo sugiere.
Tanto es así que rechazó varias veces aceptar el papel que lo ha convertido en una estrella de fama mundial. Y no porque no le interesara meterse en la piel de uno de los superhéroes más icónicos del universo Marvel, sino porque tenía miedo de que los ataques de pánico que sufría por aquel entonces le impidieran enfrentarse a un rodaje tan exigente.
“Todo comenzó cuando de repente lo que era mi hobby se convirtió en mi trabajo. Empecé a ser alguien conocido y entonces apareció la ansiedad”, desvela Evans durante una conversación con Hollywood Reporter en la que asegura que en 2010 rechazó varias veces la oferta de Marvel incluso cuando le prometían un gran aumento de salario y la posibilidad de reducir el compromiso de rodar nueve películas a solo seis.
“Quería mantener mi sufrimiento en secreto. No quería tener que enfrentarme a leer en redes sociales opiniones sobre cómo hacía mi trabajo”, se lamenta, desvelando que sus primeros ataques de pánico lo sufrió durante el rodaje de una película independiente llamada Adicto. “Allí fue cuando comencé a plantearme si esto de la interpretación era realmente lo mío”.
Por suerte para él, y para los fans de Los Vengadores, Marvel no se rindió y siguió ofreciéndole el papel pese a tener siempre un no por respuesta. Un no que se transformó en sí después de que Evans le contara sus miedos a Robert Downey Jr, que por aquel entonces llevaba varios años protagonizando Iron Man. Fue él, además de su familia y de un terapeuta, el que le explicó que nunca tenía que tomar decisiones basadas en el miedo.
Y así, con terapia y confianza de su entorno, como logró calmar esos ataques hasta hacerlos desaparecer. “Aceptar el papel de Capitán América al final resultó ser la mejor decisión que he tomado nunca. Sobre todo porque, siendo honesto, todos esos miedos que me paralizaban nunca hicieron acto de presencia”, concluyó.
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