Desde que se casara con el príncipe Alberto, las apariciones de Charlene de Mónaco se han ido diluyendo. Pasó de ser uno de los rostros de la realeza con mayor presencia en la prensa internacional, a tener un papel testimonial en los días marcados en rojo en el calendario oficial de los Grimaldi. Por eso sorprende aún más que la exnadadora sudafricana haya concedido una entrevista.
Ha sido a la revista francesa ‘Punt de Vue’ donde ha detallado cómo es su día a día como madre de los pequeños Jacques y Gabrielle, que están a punto de celebrar su quinto aniversario y que se convirtieron en el gran centro de atención en el Día Nacional de Mónaco, celebrado hace una semana, sobre todo al poder ver a Jacques, el heredero, por primera vez con uniforme militar.
Charlene ha hablado sobre la educación de sus hijos y los idiomas en los que, a pesar de su juventud, ya se manejan: «Cuando estamos los cuatro hablamos en inglés, pero Jacques y Gabriella hablan muy bien francés en el colegio». Una pequeña pincelada de la educación que les están dando.
«Por la mañana su padre los lleva a la escuela. Cuando vuelven a casa, mi trabajo comienza y dura hasta el día siguiente. Las tardes son generalmente agitadas. Cuando estoy a solas con ellos, los niños se pelean por ver quien se dormirá con mamá. Les encanta meterse en nuestra cama, así que a menudo nos encontramos allí un poco apretados. ¡Y todo esto sin contar con nuestros dos perros, Poppy y Harley!», habla sobre cómo arranca el día familiar, muy similar al de cualquier núcleo con dos niños, y cómo se desarrolla la jornada.
Además, no desaprovecha la oportundiad de ensalzar a su marido como padre: «El Príncipe nació para ser padre. Alberto es un padre extraordinario, maravilloso, divertido, que escucha y anima. Pasa mucho tiempo con Jacques y Gabriella y los cuida tan a menudo como puede». Aunque hay algo que lamenta: no poder dedicarles todo el tiempo que le gustaría.
Alberto es un padre extraordinario, maravilloso, divertido, que escucha y anima»
«Por desgracia, no podemos pasar mucho tiempo juntos. El príncipe tiene mucho trabajo que hacer y yo también. Por eso Alberto se los llevó solos a Japón a finales de octubre, porque yo tenía obligaciones en Mónaco. Los niños me acompañan a algunos viajes y están con su padre en otros, se sienten cómodos en todas partes. Cuando los cuatro estamos juntos, no importa donde estemos porque ahí está nuestro hogar», son las palabras de Charlene, que se sincera, también, sobre que son bastante protectores con ellos.
Tampoco pudo evitar expresar sus emociones ante la primera vez que los llevó a su país, Sudáfrica. «Había soñado durante mucho tiempo en llevarlos allí. Los niños estaban impacientes por ver a sus abuelos y jugar con sus primos. También les llevamos a ver rinocerontes. Esos momentos permanecerán grabados en mí para siempre«, relata emocionada en una conversación en la que se muestra sin dobleces y dibuja un perfil maternal con el que se acercará mucho a los monegascos.
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