Hay un antes y un después en la vida de Alba Díaz. El día de su 18 cumpleaños, la prensa utilizó ese termino de ‘despixelar’ tan en boga para hablar de la mayoría de edad de los hijos de famosos a los que se ha protegido de los focos hasta que han llegado a esa edad en la que se permite la difusión de imágenes sin necesidad de difuminarles la cara.
El 12 de diciembre de 2017, pasaba de ser esa niña anónima a la que El Cordobés y Vicky Martín Berrocal habían protegido con celo, a un proyecto de personaje público. A punto de llegar a los tres años después de esa fecha, Alba se ha convertido en una auténtica ‘influencer’ que sigue los pasos de su madre, a la vez que se retroalimentan con esa influencia que impulsan en sus redes.
Durante este tiempo, ha tenido que hacer frente a polémicas, críticas e incluso insultos... Alba se ha dado cuenta de lo que es tener las miradas posadas sobre su cabeza. Solo hay que recordar ese romance que mantuvo con Javier Calle, exmarido de una de sus mejores amigas. Y cómo, desde la educación, la serenidad y el talante, supo callar cuando era menester, pero también defenderse en el momento en el que los comentarios se iban de madre.
Llegados a este punto, en el que la hemos visto desfilar con todo tipo de ‘looks’ ante sus ‘followers’, ha dado una vuelta de tuerca a la sensualidad que le es innata. Lo ha hecho con una foto en la que aparece en la cama desnuda, pero desprendiéndose, además de de la ropa, de todas las connotaciones soeces que pudieran asociarse, a simple vista, a una imagen así.
«Busca lo que encienda tu alma«, son las únicas palabras con las que ‘viste’ una estampa que bien podría ser un cuadro. Sí, Alba consigue no perder ni ápice de elegancia en ninguna de esas cuidadas fotos que comparte en ese Instagram que se ha convertido en parte de su modo de vida.
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