Actrices nada invisibles

La última película de Gracia Querejeta no se parece a ese ‘sketch’ de Amy Schumer donde ella va corriendo por el campo cuando se encuentra con Julia-Louis Dreyfus, Tina Fey y Patricia Arquette, que parecen tener una fiesta. Le explican que están celebrando el último día de follabilidad de Julia-Louis Dreyfus, ese día en que los medios deciden el fin del atractivo de las mujeres. Recuerda Querejeta que cuando ella tenía 37, Mercedes Sampietro, con unos 50, le dijo que llega una edad en que te conviertes en invisible. Querejeta dice que en esta película le ha pesado más la edad que el hecho de ser mujer. Aunque sea una película de mujeres. De mujeres normales, no de estrellas. Interpretadas por tres actrices que son lo mejor de la película: Adriana Ozores, Emma Suárez y Nathalie Poza (también están Blanca Portillo y Pedro Casablanc). Las tres se ven un día a la semana, andan por un parque y hablan, hablan, hablan. Un guión escrito por Querejeta y Antonio Mercero donde salen los sufrimientos y contradicciones personales y las que tienen que ver con la educación.

Kallifatides revienta a Homero

Theodor Kallifatides (Grecia, 1938) lo vuelve a hacer. Vuelve a dejarte maravillada con uno de sus libros (ya hablé aquí de ‘Otra vida por vivir’). ‘El asedio de Troya’ (Galaxia Gutenberg) son 176 páginas de puro placer y profundidad. Kallifatides te cuenta la ‘Iliada’ mejor que Homero. Vale, exagero (o no, que el combate entre Aquiles y Héctor quieres leerlo una y otra vez). La novela se mueve entre la Troya asediada por los aqueos y una aldea griega en el siglo XX asediada por los soldados alemanes. Una joven maestra distrae a los niños durante los bombardeos en una cueva con la historia de Homero. Y lo hace tan bien que es el mejor momento del día para sus alumnos. Que bombardeen más. Comprenden el horror de la guerra y la violencia en la legendaria epopeya mientras tienen encima el horror de la Segunda Guerra Mundial. No sé si me molesta más haber descubierto tan tarde a Kallifatides o me alegra haber encontrado algo tan grande entre tanta mediocridad.

Mentiras y respuestas

La serie ‘Liar’ obsesionó a los espectadores británicos (y a los españoles que la vieron). ¿Qué demonios pasaría en la segunda temporada de esta trama creada por Harrry y Jack Williams? En la primera se trataba la psicología de los personajes. De Laura (Joanne Foggatt) y de Andrew (Ioan Gruffud). En el centro, un caso de violación. La primera (maestra) acusaba al segundo (padre de uno de sus alumnos) y él lo negaba. Las mentiras salían a la luz con cuentagotas. Averiguábamos quién era el mentiroso y la cosa iba por otro lado. En la segunda temporada, que se ha estrenado esta semana en HBO, se sabría (suponíamos) quién se había vengado porque habían dejado la serie en un ‘cliffhanger’. ¿Pero quién mató a Andrew? Tanto Joanne Foggatt como Ioan Gruffud están y se añade la policía Karen Renton (Katherine Kelly). Seguiremos con la complicada relación entre Laura y Andrew y el misterio que rodea a su muerte.

Una dama en el ring

Dentro de la colección ‘Heroínas y villanas’ de Libros del K.O., Silvia Cruz Lapeña publica ‘Lady Tyger’, una pequeña biografía, como la de Calomarde por Sergio del Molino, de Marian Trimiar (1953), una boxeadora profesional americana negra que compitió entre 1976 y 1985. Una pionera, un personaje singularísimo en un mundo de hombres. Tras una gran lucha, consiguió la licencia para boxear en 1978 (ella, Jackie Tonawanda y Cat Davis). «Claro que exigir mi licencia para boxear tiene que ver con el movimiento de liberación de la mujer». El mismo año Joe Frazier dijo lo siguiente: «Las mujeres creen que pueden hacer las mismas cosas que los hombres, pero yo realmente no lo creo». Marian, Lady Tyger, siguió luchando fuera de la lona con una huelga de hambre para conseguir mejores condiciones para las boxeadoras profesionales. Llevaba la cabeza afeitada y un batín de ‘animal print’ marrón y negro. «Desde que me afeito la cabeza tengo más citas». Un personaje apasionante, un perfil que también lo es.

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