Salma Hayek es un bellezón. Va a estar guapísima siempre, con y sin maquillaje. Sin embargo, en su caso llama muchísimo la atención la diferencia que vemos entre las fotos de los eventos a los que acude, arregladísima y maquillada, y sus selfies sin make up. La verdad: viendo estos últimos, nadie diría que tiene 53 años. De hecho, nos recuerda múchísima a la jovencísima actriz mexicana que llegó a Hollywood en los años 90. En ellos volvemos a ver esa salvaje belleza latina que encandiló al mundo y que en la actualidad contemplamos la mayoría de las veces envuelto en sofisticación parisina.
No es la primera vez que hemos visto a la protagonista de «Frida» (2002) o «Bandidas» (2006) sin gota de maquillaje. Hayek no ha dudado en fotografiarse incluso con canas, prueba de lo bien que se siente en su propia piel, sin artificios. De hecho, tantas fotos con la cara lavada muestran un mensaje poderosísimo para sus fans: estar a gusto, tranquila y llevar un vida que te sonríe es el mejor contouring.
La fotografía sin maquillaje que colgó Salma Hayek se tomó en sus últimas vacaciones, el pasado septiembre. Se trata de un selfie en la playa en el que ni siquiera trata de salir favorecida: parece tomado despreocupadamente, en un instante cien por cien casual. Con sus rizos naturales y un bronceado envidiable, está guapísima. Y jovencísima, aunque a ella probablemente esto último le dé igual.
En su perfil de Instagram hemos visto otras fotografías suyas igualmente impresionantes, en especial unos selfies en la cama, en pijama. Sus seguidores no dan crédito a la piel que tiene.»¿Cómo puedes mantenerte tan joven?», le preguntan. Seguramente poder disponer de todas las vacaciones del mundo tiene mucho que ver.
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