Al igual que ocurre con el pelo de la cabeza, las pestañas también pasan por tres fases: crecimiento, reposo y caída. Cuando esta última se vuelve más pronunciada puede ser algo angustioso y averiguar cuál puede ser la causa que provoque esa pérdida de pestañas es primordial. Te contamos cuáles son los motivos más habituales y, si ves que este problema perdura en el tiempo, pide cita con tu dermatólogo para que vea qué puede pasar. Un consejo: usar un sérum específico para pestañsd a diario te vendrá genial.
Estrés
El estrés no es bueno para la piel y para el cabello tampoco. Cuando estás viviendo una situación angustiosa no solo puedes notar una pérdida acusada de pelo en la cabeza, sino que esta también puede darse en las cejas y en las pestañas. Cuando estás estresada más cabellos de los normales entran en la fase telógoena, que es la de descanso del ciclo de crecimiento del cabello; hecho que puede provocar algunas calvitas. Además, cuando estamos inquietos tendemos a tocarnos más el pelo y frotarnos los ojos con frecuencia, lo que puede ocasionar que se caigan más pestañas de las habituales.
Pestañas postizas o pegamento
Los pegamentos estéticos son una de las causas más comunes de alergia de contacto e irritación, aunque las pestañas postizas en sí mismas también pueden ser culpables. Elígelas de un tamaño no demasiado grande y lo más finas posibles, y si optas por las individuales o por las que viene en grupitos de tres, mejor, ya que su retirada es menos traumática (tienes menos posibilidades de arrancar tu vello natural) que la de las que vienen en forma abanico o son más gruesas.
Limpieza inadecuada
Para evitar una pérdida innecesaria de pestañas, no debes frotar la zonas de los ojos con el mismo vigor con el que limpias el resto de la cara. Es más, es aconsejable que desmaquilles y limpies tus ojos con un producto específico para ellos –los más recomendables son los que tienen una base oleosa, siempre y cuando no lleves extensiones de pestañas, pues el aceite arrastra el pegamento.– y con sumo cuidado; después, seca suavemente el área con una toalla, sin frotar y sin presionar demasiado. De esta manera no solo evitarás que tus pestañas se caigan, sino que también estarás mimando la zona del contorno de los ojos, cuya piel delgada es la más propensa a las arrugas.
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