Unos labios con volumen, jugosos y sensuales, podría ser la descripción perfecta de los labios soñados por muchas mujeres. Hace tiempo que los labios finos dejaron de ser un problema gracias a la cirugía estética y el ácido hialurónico, el ingrediente más empleado para realizar un aumento de labios mediante infiltración.
Desde hace décadas, el grosor de los labios es una cuestión de modas y la última responde a los labios conocidos como rusos o russian lips, una denominación que se aplica a la técnica empleada para conseguir unos labios más gruesos. ¿En qué consiste esta técnica?
El doctor Antonio Fustes, de la clínica Dorsia, explica que es una técnica que permite «aumentar el volumen del labio en la zona más superficial del borde bermellón sin tocar el perfil labial, es decir, engrosando y elevando esa zona. Se trata de conseguir que el labio tenga mayor superficie expuesta sin proyectarse hacia adelante en exceso. Se puede realizar con agujas o con cánulas igualmente. Básicamente lo que persigue es un aumento del tamaño del labio, pero sin proyectar en pico de pato«.
Al igual que ocurre con otras técnicas, tener en cuenta la anatomía del labio del que se parte es importante. Tal y como explicar el doctor Fustes, «la forma del labio se puede realzar, pero si se tiene un labio extremadamente fino o rectilíneo no se puede aspirar a tener unos labios voluminosos, al menos no en una sola visita». La posición de los dientes, el tamaño de la nariz y el mentón son algunos de los aspectos a tener en cuenta para lograr un buen resultado.
El doctor Fustes es partidario de la técnica russian lips: «Me gusta hacer la infiltración del borde bermellón del labio (la zona roja, la que se pinta con el pintalabios) solo infiltrando esa zona en pacientes jóvenes, el perfil se rellena sin tener que hacer una infiltración directa, así conseguimos menor levantamiento del perfil y un aspecto más natural», aclara.
Lo que no varía es la personalización del tratamiento y resultado. El médico apunta que, «dependiendo del tamaño original y la forma del labio sobre el que se trabaje, la cantidad de producto a utilizar será mayor o menor y el tiempo para alcanzar el objetivo también será variable». Se aconseja no inyectar más de 1 ml por visita y distanciar entre dos y cuatro semanas las sesiones, reaplicando hasta alcanzar el tamaño deseado en el labio. Es la manera más precisa de trabajar el volumen y resultado, además de graduarlo según responda el paciente al inyectable.
Fuente: Leer Artículo Completo