Entre los múltiples temores y pesadillas que genera la vuelta a la rutina después del verano, uno de ellos, y no menos importante, es la caída del cabello tras la finalización de la temporada más feliz del año. Se trata de un fenómeno que se produce por un conjunto de factores consecuencia de los cambios en los ciclos de nuestro cuerpo. El sol es uno de ellos, que con una exposición excesiva, puede deshidratar el cabello y debilitarlo, incluso llegando a producir daños profundos si no nos protegemos bien. Pero no es el único. Los efectos secundarios que estan experimentando algunas personas que han superado la covid-19 también pasan por un debilitamiento y disminución del cabello. El funcionamiento de nuestras hormonas –que regulan los ciclos del crecimiento del cabello–, la alimentación, el descanso y el componente psicológico, además del genético, son también grandes culpables de una afección que experimentan muchas mujeres, y también hombres, habitualmente de forma más acusada cuando termina el verano. Sea por unas causas u otras, hay soluciones.
Lo primero de todo es entender que no suele tratarse de un problema irreversible, pero también, que no existe el antídoto perfecto y común a todas las personas cuando hablamos de afecciones de cualquier tipo, tampoco para esta. Sin embargo, una vez que hemos comprendido que los milagros no existen, ponernos en manos de profesionales y atender a sus consejos siempre será una buena elección. Es por eso que en Vanity Fair hemos querido hablar con tres expertos del mundo de la salud: un dermatólogo, una nutricionista y un psicólogo, para que nos expliquen su punto de vista sobre las causas y la forma de atajar una situación más común de lo que podríamos imaginar.
El ciclo del cabello
Hay que empezar por el principio: las causas. El cabello crece en función de diferentes ciclos, cuyo proceso biológico explica detalladamente a Vanity Fair el doctor Eduardo López Bran, dermatólogo director del IMEMA (Instituto Médico Estético de Madrid). Así, ha expuesto que es “una pérdida de pelo estacional que se repite año tras año y que probablemente es debida a un ritmo circadiano en la secreción hormonal que influye en la regulación de la caída del pelo”.
A pesar de que sucede de forma cíclica, no tiene una denominación concreta, “podríamos aprovechar para denominarla como un efluvio estacional (porque ocurre en una estación del año) otoñal (porque ocurre en otoño) femenina (cuando acontece en mujeres)”, añade López Bran. En las páginas web de diferentes clínicas, como Svenson o la del doctor Andrade, Castellana, el ciclo lo dividen en tres fases: una de crecimiento llamada anágena, otra catágena en la que el crecimiento se detiene cuando el cabello ya está formado y otra de reposo o telógena, que dura entre dos y tres meses y durante la que el folículo piloso descansa, por lo que algunos cabellos comienzan a caerse.
Esa última fase es en la que se suele encontrar nuestro cabello cuando finaliza el verano. Después, el ciclo vuelve a comenzar, pero no debemos alarmarnos: durante la fase telógena no es que no crezca el cabello; en ella ya está completamente formado y, si no se cae, simplemente sigue creciendo longitudinalmente. Durante la misma, las hormonas juegan un papel muy importante: “El motivo por el cual se puede perder pelo a la vuelta del verano es debido a cambios en la secreción hormonal lo que conlleva una aceleración en la pérdida normal del cabello, haciendo que haya una pérdida mayor en la época otoñal, poco después de la vuelta al trabajo”, indica el doctor.
La alimentación, un factor clave
Estos ciclos del cabello pueden estar influidos en gran medida por nuestra alimentación, que afecta directamente en la producción hormonal. “Es cierto que en verano el pelo se daña debido al sol, la humedad y el calor. Por eso, el mes de septiembre es ideal para volver a la rutina y reparar nuestro cabello por dentro y por fuera. Podemos programar un horario de comidas con recetas ricas en nutrientes esenciales para el fortalecimiento de nuestro cabello”, explica la dietista Raquel Frías, que además de ser experta en diseñar planes alimenticios adaptados a las necesidades biológicas de cada persona, también es chef de profesión y siempre apuesta por “alimentos frescos, de temporada y de buena calidad”. Sustentos que también recomienda aplicar de forma tópica, como una mascarilla sobre el cabello, para nutrirlo.
Con respecto a los nutrientes necesarios para mantener el cabello sano, Frías lo tiene claro: “La base de nuestra alimentación debe incluir todo tipo de verduras y frutas, seguido de alimentos con alto contenido en proteína tanto de origen vegetal como animal (legumbres, carnes magras, clara de huevo, pescados azules…), frutos secos, semillas y aceites vegetales de buena calidad”, explica. Así, con las proteínas mejoramos la textura del cabello, con las vitaminas A y E, su hidratación (espinacas, pescado, melón, frutos secos, aceite de oliva…) y con biotina zinc y hierro, su crecimiento y fortalecimiento.
El doctor López Bran respalda los datos aportados por la dietista y coincide con ella en que el hierro es un nutriente fundamental al que las mujeres tienen que prestar especial atención, debido a la menstruación. “Podemos encontrar muchos casos de pérdidas de pelo por un defecto en la síntesis, una eliminación excesiva o un trastorno en el aporte de hierro”. Sin embargo, con una alimentación que incluya carnes, legumbres y espinacas suele ser suficiente para conseguir el aporte mínimo de hierro necesario. Algunas mujeres necesitan suplementos dietéticos de hierro, pero Raquel Frías no los recomienda sin haber sido indicados por un profesional de la salud, puesto que un exceso del nutriente en sangre puede acarrear otros problemas –como malestar estomacal o una reducción en la absorción de zinc–, entre los más suaves .
La vuelta al trabajo y el círculo vicioso de ansiedad
Además de cuidarnos a nivel alimenticio, nuestra salud mental también es muy importante y afecta a todo tipo de trastornos relacionados con el estado de la piel o del pelo. Nuestro estrés repercute en el bienestar de todo nuestro cuerpo, así lo advierte el dermatólogo López Bran: “puede haber otros factores coadyuvantes, agravantes de esta pérdida de pelo, que incluso pueden desencadenar una pérdida de pelo latente. En presencia de estrés, ansiedad o alteraciones de ánimo se puede “activar” esta pérdida de pelo post-verano”.
Exactamente eso es lo que confirma la psicóloga Aurora López, Directora de Más Vida Psicólogos, en Málaga y perteneciente a los centros Mundo Psicólogos. “El impacto psicológico de la alopecia ha quedado demostrado en estudios como el realizado en el Departamento de Psicología de la Universidad de Westminster (Reino Unido) que determinó que la pérdida de cabello creaba sentimientos de enfado, tristeza o frustración, acarreando timidez, pérdida de confianza y baja autoestima”.
El estrés es muy relevante a la hora de desencadenar este tipo de fenómeno, en personas que de por sí no tienen genéticamente la predisposición a la caída del cabello, pero la situación también actúa en reverso. “La caída del pelo provoca ansiedad; es decir, estamos ante un círculo vicioso”, advierte López Bran. Y Aurora López lo corrobora, “sabemos que el estrés genera debilitamiento del cabello y su posterior caída, debido al aumento de la hormona ACTH”. En muchos casos tendremos que abordar el asunto, no sólo desde el punto de vista dermatológico, sino teniendo en cuenta también los factores anímicos o emocionales que puedan estar favoreciéndola. La prevención del estrés y el mantenimiento de la salud mental con un tratamiento psicológico adecuado es la mejor de las opciones para evitar consecuencias físicas.
Así podemos evitarlo
Bien, ahora ya sabemos sus causas, pero, ¿cómo evitarlo? “Indudablemente, una cucharada de sentido común por las mañanas, acompañada de una cierta dosis de paciencia, todo ello aderezado con una buena alimentación, un ritmo vigilia-sueño normalizado, la ausencia de hábitos tóxicos… conllevará que podamos prevenir el desencadenamiento de pérdidas de pelo que no se expresan en ausencia de esos factores”, sentencia López Bran. “Planificación, organización y reserva de un tiempo de ocio diario son claves para prevenir el estrés. Siempre realizada desde metas realistas y con un margen de flexibilidad” son las claves que expone Aurora sobre el tiempo libre.
Los productos tópico e ingeridos específicos para esta afección también pueden ser un buen aliado con el que complementar una buena alimentación y una salud mental adecuada. Buen ejemplo de ello son los que ofrecen en el IMEMA y que López Bran recomienda, puesto de mantienen la densidad capilar y la devuelven cuando ya se ha perdido. Entre ellos destacan el Minoxidil (loción) o el Finasteride (píldoras). Siempre se puede acudir a nuestro médico de confianza para obtener recomendaciones al respecto. "Pero si el problema es más grave, siempre se puede acudir a la medicina estética más especializada".
Tratamientos especializados
"Si, en cualquier caso, porque ya tenga la carga genéticamente para expresarse, porque por los factores ambientales anteriormente comentados, la pérdida de pelo acontece, en el momento actual existen tratamientos médicos efectivos que pueden detener la pérdida de pelo o incluso lograr recuperar una parte del pelo perdido", explica el doctor. Entre sus recomendaciones destacan los trasplantes directos de cabello, que gracias a la desarrollada tecnología actual ofrecen resultados naturales y excelentes. Por otro lado, la clínica también ofrece otros tratamientos que nada tienen que ver con los transplantes, como las infiltraciones de Dutasteride y de PRP (Plasma Rico en Proteínas).
La doctora Pilar de Benito, directora médica de Slow Life House, recomienda una desarrollada y avanzada técnica que consigue el crecimiento de nuevos cabellos y el fortalecimiento de los existentes. El tratamiento se llama Hair Plasma "consiste en obtener una pequeña muestra de sangre, prepararla para disponer de la fracción plasmática (y en ella, las plaquetas y los factores de crecimiento) y reinyectar ésta en forma de microinyecciones muy superficiales, por debajo de la piel del propio paciente", explica de Benito. Quince días después de la tercera sesión se empieza a notar el resultado de las mismas. "A nivel microscópico se produce un incremento del espesor de la epidermis y del número de folículos pilosos(..). También se origina un aumento de pequeños vasos sanguíneos y de colágeno alrededor de los folículos. A nivel macroscópico, consigue disminuir la caída del cabello, reforzando la raíz, restaurando la vivacidad capilar y mejorando su espesor y su volumen".
Fuente: Leer Artículo Completo