Cuando cualquier firma de belleza nos presenta alguna novedad en formato ampolla o cápsula, una de las frases que más se repite suele ser ‘¡huy, cómo cunde!’. Pero lo que enseguida nos tienen que recordar es que no cunde tanto, es que esa cantidad de producto está pensada para cubrir rostro y cuello, y no debemos olvidar tampoco que cuando hablamos del ‘cuello’ estamos haciendo referencia también al escote. Esta es la que prueba de que el cuello es una de las zonas más olvidadas en lo que se refiere a cuidado anti edad.
Cómo cuidar la zona del cuello
Y es que como nos recuerda el doctor Moisés Amselem, el cuello “suele envejecer antes incluso que el rostro, ya que suele ser una parte muy olvidada dentro de la rutina cosmética. Es una piel muy delicada y antes de los 40 ya presenta manchas solares, arrugas y flacidez”. Hay que recordar que el cuello es pobre en glándulas sebáceas, por lo que la piel tiende a deshidratarse más, tiene menos melanocitos por lo que su defensa contra el sol es peor y presenta menos colágeno y elastina. Todo esto, junto a que no lo tenemos muy en cuenta dentro de nuestra rutina cosmética, se combina con el hecho de que es una de las partes que más exponemos, como ocurre con la cara o las manos. Por ello, tomar conciencia de su cuidado es fundamental y la clave para evitar su envejecimiento pasa por prevenir el daño. “La prevención pasa por protegerlo del sol y hidratarlo desde temprana edad, igual que el rostro”, no explica el doctor Amselem. “También es aconsejable para paliar los efectos del sol, que son acumulativos y que es una de las primeras razones del envejecimiento del cuello, el hacer en temporadas de invierno, y antes de los 40, tratamientos con radiofrecuencia”.
Los tratamientos más recomendados
La doctora Gemma Pérez Sevilla, cirujana maxilofacial del Instituto Médico Láser, también apuesta por una prevención temprana. A los 30 se recomienda una “mesoterapia que le aporte vitaminas, ácido hialurónico, DMAE y silicio para rehidratar, reafirmar y mejorar la calidad de la piel”. A los 40 ya se recomiendan técnicas mínimamente invasivas como el corsé cervical, “para perfilar el óvalo ligeramente descolgado y el retensado del cuello”; y ya a partir de los 50, la mejor solución es el microlifting, “para reposicionar el sistema muscular de sujeción de la zona y sujetarlo. Este procedimiento está pensado para corregir la flacidez severa y define el óvalo”.
Cómo cuidar la zona de los labios
Pero existe una piel aún más delicada que la del cuello, que también sufre el proceso de envejecimiento de forma severa: los labios. Las arrugas peribucales, la pérdida de volumen y la deshidratación suelen ser tres grandes problemas que se presentan inevitablemente con la edad y que pueden echar a perder hasta los labios más bonitos. Como nos explica Gema Cabañero, directora de los centros Gema Cabañero, “hay muchosfactores que pueden acelerar el proceso de envejecimiento peribucal, como le estrés, tabaquismo, radicales libres, etc. Pero el factor más importante es el déficit hormonal, principalmente por la bajada de estrógenos, con el adelgazamiento en la epidermis, la reducción en la producción y calidad de las fibras de colágeno y elastina, además de la atrofia muscular y sequedad por la disminución de grasa y ácidos esenciales, que principalmente favorecen la formación de líneas en labio superior”, nos cuenta.
Lo malo es que no se trata solo de líneas de expresión, “cada vez es más solicitado, desde edades más tempranas, la necesidad de volumen donde en muchos casos es por asimetrías entre labio superior e inferior, o marcar el perfil de los mismos.” Esta pérdida de volumen está asociada a la pérdida de volumen general que acompaña el proceso de envejecimiento, debido a la pérdida de colágeno. Pero la prevención es más sencilla de lo que parece. Como nos explica la doctora Mar Mira, de la clínica Mira+Cueto, “la hidratación con ácido hialurónico es básica”, nos explica. “Y uno de los mejores tratamientos para eliminar los signos de envejecimiento e hidratarlos sería la remodelación labial. Pero ojo: la cuestión no es: “hacerse un labio nuevo”. Es devolverle la vitalidad y la juventud perdida”.
Fecha original del artículo: 2017.
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