El Palazzo Versace, en la céntrica y refinada via Gesù, Milán, es uno de los lugares que más fascinación genera entre la troupe de la moda. Caminar por los pasillos de esta mansión donde la medusa aparece grabada en el rincón más insospechado y un día vivió el mítico Gianni Versace es respirar la historia de una enseña mítica. Hoy alberga el atelier y el showroom de la firma y, además, en la primera planta se encuentra el apartamento privado de Donatella. En este marco extraordinario tiene lugar la presentación del último proyecto del sello: una colección de alta perfumería inspirada en su línea de alta costura, Atelier Versace.
La emoción de conocer las entrañas de un templo como este, algo que no sucede todos los días, se dispara cuando la mismísima Donatella aparece por sorpresa entre la prensa especializada y se hace el silencio que solo provocan las grandes leyendas. «Jamás llevo encima una única fragancia. Me encanta mezclar varias porque nunca me ha gustado parecerme a nadie más», declara una Donatella en estado puro.
En el salón barroco con suelo de damero por el que transitamos, las nuevas fragancias se alternan con extravagantes vestidos de plumas, trajes de noche brocados y corsés cuajados de diminutas aplicaciones. Todos estos diseños únicos que atesoran cientos de horas de meticuloso trabajo a mano son concebidos aquí, en su taller milanés, una suerte de laboratorio experimental que nació en 1989.
Pura celebración de los orígenes de la casa, Atelier Versace es también un tributo a Gianni y a la madre de Donatella, la entregada modista que transmitió a su familia una insólita pasión por la costura. Con la nueva serie Atelier Versace Fragances, creada en colaboración con EuroItalia, el sello italiano ha querido trasladar su amor por la artesanía y esa constante búsqueda de los más preciados materiales al mundo de la belleza.
¿Recuerda cuál fue el primer aroma del que se enamoró?
El olor de mi madre. Puede resultar obvio, pero mis hermanos y yo no pudimos tener un mejor ejemplo. Fue una mujer increíble: fuerte, decidida y una luchadora incansable, nunca se detuvo ante las dificultades. Me dio mi primera lección de vida.
Mientras muchas firmas crean productos guiadas por el poder de las redes sociales, Versace se desmarca con esta línea que ahonda en la tradición y apuesta por valores eternos. ¿Qué es cool para usted?
Adoro cuando entras en una habitación y hay un rastro flotando en el aire que instantáneamente te recuerda a alguien. Es muy romántico. No es mi caso, pero conozco a mucha gente que escoge un perfume y continúa usándolo toda la vida. ¡Eso me encanta!
Para asegurarse de que todo el mundo encuentra su esencia personal, han lanzado seis jugos, que van desde amaderados a florales o cítricos. ¿Siente debilidad por alguna familia olfativa en concreto?
Me obsesionan los florales, tengo cientos en mi casa. Pero, en general, me gusta todo lo que recuerda al Mediterráneo, como esta nueva serie, porque me transportan a mi infancia.
El recorrido por el palazzo termina, como no podía ser de otra manera, en el taller, donde las modistas y los sastres se encuentran en plena faena mientras ríen y charlan animadamente. Esa atmósfera es la que captura la campaña de la colección, protagonizada por Angelo, Palmi, Anna y Maria e inspirada en su icónica publicidad de 1981 firmada por Richard Avedon.
Las costureras y los patronistas están en el foco: salen a saludar en los desfiles, aparecen en los anuncios… ¿Es un tributo al trabajo crucial de un equipo que nadie ve?
¡Totalmente! Sin ellos, que convierten mis sueños en algo real y tangible, nada de esto sería posible. Los considero parte de mi familia.
La belleza es un negocio en auge. ¿Ha pensado en lanzar su propia firma de maquillaje? ¡Sería maravilloso!
Nunca digas nunca. Si un día, la compañía y yo sentimos que es el momento, lo haremos. ¿Por qué no?
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