El truco doméstico de Gwyneth Paltrow para que los rodillos faciales sean más efectivos

Sea por el resurgir del wellness, sea porque hoy entendemos el cuidado de la piel como un ritual de bienestar, sea por su evidente fotogenia, lo cierto es que en los últimos dos años los rodillos faciales se han convertido en el gadget de referencia (y la estrella de Instagram) entre quienes más cuidan su piel. Con las promesas de desinflar, reafirmar, aliviar la tensión muscular, ayudar a la circulación y dejar un rostro más luminoso, masajear la cara con piedras de cuarzo, jade u obsidiana forma parte de la rutina de belleza diaria de millones de mujeres en todo el mundo. Entre ellas, según acaba de revelar ella misma, Gwyneth Paltrow: “Sienta increíble (lo guardo en el frigorífico para mayor frescor) y despierta todo mi rostro”, ha declarado a través de Goop, su marca de estilo de vida.

Más allá de los poderes que atribuye a su rodillo de cristal rosa (ella utiliza uno de cuarzo), el detalle de almacenarlo en la nevera no es menor.

El consejo de experto

Paltrow no es la primera en valorar el plus de eficacia de un rodillo refrigerado. Esta misma semana, la reputada esteticista Joanna Czech (que cuida de las pieles de Jennifer Aniston, Anna Wintour, Kim Kardashian o Christy Turlington Burns, entre muchas otras) hablaba de sus múltiples beneficios en el portal de lujo Net-à-Porter. Si bien la mayoría de los rodillos de cristal permanecen frescos de forma natural, el uso de una herramienta muy fría ayuda a cerrar los poros y “despierta” el rostro, aliviando los signos más evidentes de cansancio tanto al final del día como temprano por la mañana. La acción del frío es muy efectiva contra la hinchazón, la acumulación de líquidos y la inflamación, lo que sumado a un masaje de cinco o diez minutos, tiene un efecto visible. También es ideal, se dice, para descongestionar los dolores de cabeza. "Úsalo dos o tres veces por semana, durante al menos cinco minutos, y verás la diferencia en tu rostro en un par de semanas", aseguraba esta facialista.

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En los últimos tiempos mucho se ha hablado sobre todo lo bueno que tiene conservar, también, los cosméticos en la nevera. Ponerse las cremas frías es un gran truco doméstico, sobre todo en verano, y de hecho hay algunas que a baja temperatura aportan más beneficios. Ayudan a descongestionar el rostro, reducen la inflamación, tersan la piel y cierran ligeramente los poros. Hay quien, incluso, guarda durante unos minutos la crema en el congelador para conseguir el efecto frío de una manera puntual.

Esta obsesión por el frío cosmético ha desarrollado toda una industria alrededor, con el lanzamiento de minineveras para almacenar las cremas y herramientas faciales. El hashtag #beautyfridge tiene más de 5000 publicaciones en Instagram y hay, incluso, marcas especializadas en estos pequeños refrigeradores. Tal y como explica la australiana The Beauty Fridge, “un ambiente más frío no solo puede prolongar la vida útil de tus preciados productos, sino que también puede ayudar a una mejor absorción, al mismo tiempo que calma y alivia la piel”. Según indican, las cremas con una alta concentración de ingredientes activos como las fórmulas de vitamina C, retinol o peróxido de benzoilo tienden a descomponerse cuando se exponen a la luz solar directa y al calor, de ahí que sea buena idea almacenarlas en frío. También aconsejan hacerlo con las mascarillas faciales -sobre todo las que se aplican en el contorno de los ojos-, las brumas -por aquello de buscar el efecto refrescante-, y los productos orgánicos -para mantener frescos los ingredientes naturales-.

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Aunque el frío pueda ser un buen aliado para la descongestión de la piel, hay quien advierte de su escepticismo ante esta práctica. En un reportaje de la edición estadounidense de la revista Elle, el doctor Dennis Gross afirma, tajante: “Es puro marketing y totalmente innecesario. Para que un cosmético llegue a la calle tiene que pasar muchas pruebas que demuestren que se conserva perfectamente a temperatura ambiente y que no se descompone. A no ser que el fabricante lo venda dentro de un recipiente frío o tenga instrucciones precisas de mantenerlo a baja temperatura, no tiene sentido”.

Qué es el face rolling y por qué es tan bueno para la piel

“Utilizar un rodillo funciona en muchos niveles, desde estimular el flujo sanguíneo para que llevar más nutrientes y oxígeno a la piel, hasta drenar el líquido y masajear el tejido profundo", explica Czech, cuyo rodillo criogénico es una parte clave de su famoso facial, del que tanto Kim Kardashian como Cate Blanchett son clientas habituales. “Un masaje manual regular o un rodillo facial de verdad cambian la forma de la cara”, añade. Y lo explica así: al igual que los demás músculos del cuerpo, los de la cara relajan la tensión por falta de uso.

Los principales beneficios del automasaje con un rodillo de piedra son el drenaje, que estimula el proceso de desintoxicación natural del sistema linfático, y el brillo que sucede al activar la circulación y el flujo sanguíneo. Además, permite acceder a los músculos y tejidos con cierta presión, y ayuda a que los ingredientes cosméticos penetren más profundamente.

Cómo usar un rodillo facial

La técnica es simple (limpiar el rostro, masajear con el rodillo y aplicar los productos) pero para sacarle todo el partido posible, conviene saber cómo hacerla.

  1. Deslízalo siempre hacia arriba y en una dirección; nunca lo ruedes hacia arriba y hacia abajo. Hazlo con energía y repite el masaje cinco veces en cada zona.

  2. Primero, empieza rodando debajo de la línea de la mandíbula y en dirección hacia afuera, de la barbilla hacia las orejas.

  3. Después, con el mismo movimiento hacia afuera, pasa el rodillo bajo los pómulos.

  4. Coloca el rodillo en mitad de la frente y haz movimientos hacia las sienes.

  5. Si el rodillo tiene un cabezal pequeño (se puede utilizar también el grande), deslízalo en el contorno de los ojos, primero desde el interior del párpado móvil hacia el rabillo del ojo, y después desde el lagrimal, por las ojeras, hasta el extremo.

  6. No olvides el cuello: desde la base y en sentido ascendente.

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