Los días de encierro y la tensión acumulada tienen consecuencias, soluciónalas.
Frena la caída
No te sorprendas si la cantidad de pelos que se quedan en el cepillo, la ducha y la almohada han aumentado en estos tiempos complejos. Es un tipo de pérdida denominada reaccional, que es más fácil de frenar que la genética. “La culpa la tienen el estrés y la hormona que genera, el cortisol.
Cuando eleva sus niveles, se produce una inflamación que afecta al folículo piloso. Y acelera el proceso de caída mientras la fase de crecimiento no abastace al mismo ritmo”, explica Marina Marañón, farmacéutica y formadora de Pierre Fabre Academy. “Se contrarresta con una mejor microcirculación sanguínea y con nutrientes como la biotina. Y requiere que el tratamiento incluya vitaminas específicas ingeridas y ampollas de aplicación tópica en el cuero cabelludo. Porque ambos trabajan en sinergia para conseguir resultados».
Acaba con el exceso de grasa y recupera el equilibrio
Tampoco te extrañes si pasas de un pelo normal que no da nunca guerra a uno que se engrasa en tiempo récord. “Los procesos de estrés estimulan la actividad de la glándula sebácea. Como está pegada al folículo, el cuero cabelludo se ensucia más rápido”, explica la experta de Pierre Fabré. “Para controlarlo se necesita un regulador de la 5-alfa reductasa, que es la enzima que ordena este incremento del trabajo de la glándula. El extracto de semilla de calabaza es uno de los más efectivos para regularizar los niveles de sebo en el cuero cabelludo”, afirma.
Acaba con la caspa y recupera el brillo
Si tu cabello ha empezado a llenarse de caspa, no desesperes. “Se produce porque, si se desequilibran los niveles de grasa, el hongo Pityrosporum ovale, que es el que la produce, tiene el caldo de cultivo perfecto para sobrecrecer”, explica Marina Marañón. Es esencial el tratamiento con fungicida. Y tienes que contrarrestar otros problemas, como una ostensible pérdida de vitalidad en tu melena.
El brillo depende de que las escamas del cabello estén bien alineadas: cuando la fibra pierde hidratación, estas se abren y la luz no se refleja. Los aceites (cuanto más densos en composición y más ligeros en aplicación, mucho mejor) constituyen la vía rápida para recuperar la nutrición, estabilizar y flexibilizar la queratina, sellar la hidratación en el interior de la cutícula y alisar esas escamas rebeldes.
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