No lo vamos a ocultar: existe división de opiniones entre quien piensa que esto es una locura de mal gusto y quien opina que es la última vuelta de tuerca en la democratización del lujo. Existe, sin embargo, un término medio en el juicio sumarísimo a esta arriesgada tendencia: si te gusta la estética de una marca empezando por el logo, por otro lado la niña bonita de la imagen corporativa en el lujo, y lo luces en bolsos, camisetas y accesorios, ¿por qué no en las uñas? Es cierto: habrá quien solo pueda aspirar a pintarse con esmalte el monograma de Louis Vuitton, pero seguro que, en su fuero interno, muchas fans de Chanel admiten que la manicura con las dos ‘ces’ encadenadas tiene su encanto.

Uno de los diseños más celebrados en Instagram por las fans del lujo es el que protagoniza Gucci, probablemente porque la variabilidad de su imagen corporativa, con sus características bandas de colores, su monograma y el logo de la marca, da mucho de sí. Además, el culto a la marca es tal, que es una de las que tiene más papeletas para aparecer en las manicuras de las estrellas del hip hop y los estilos urbanos, como Rosalía.

Lo cierto es que vemos difícil que este concepto sea adoptado por generaciones que no sean la de los veinteañeros, donde la afiliación a las marcas se vive desde un vínculo cultural más complejo en el que cabe el homenaje. Para personas de mayor edad, la manicura con logos supone ceder el cuerpo a una firma, algo que difícilmente entra en los cálculos de generaciones que no han desarrollado una conexión emocional con las empresas de la moda. Tú qué opinas, ¿te la pondrías?

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