Ya te habrá llegado la noticia: el 5G es el responsable de la pandemia del coronavirus. ¿O no lo habían creado en un laboratorio chico? Lo que está claro es que ya sabrás que la vitamina C ayuda a combatir el coronavirus, así como las infusiones de artemisa, que hay que pegar un salvaslip en el interior de tu mascarilla para reforzarla y que desinfectar con limón o vinagre es tan efectivo como hacerlo con lejía. Pues bien, todas estas afirmaciones sobre el coronavirus son fake news, bulos, completamente falsas hayan llegado a tu vida por la vía que sea: tus redes sociales o tu grupo de whatsapp de amigos del instituto.
Desde que el coronavirus ha llegado a nuestras vidas para trastrocarlas por completo el río de informaciones falsas sobre cómo se contagia, cómo se combate, cómo se previene… crece día a día. “Ya en febrero la OMS advirtió que existían dos pandemias, la del coronavirus y la infodemia: una sobreabundancia de información. Y exhortaba a los estados a que se cuidaran de ella y que ofrecieran información de calidad y veraz porque, si no, todo sería aún más difícil”, explica Alexandre López Borull, profesor de los Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación de la UOC.
No es para menos. En 2018 un estudio se dedicó a analizar distintas noticias sanitarias escritas en múltiples redes sociales. Pues bien, el 40% de eran inexactas (o directamente mentira), pero aún así se compartieron 451.272 veces durante cinco años. Eso son casi medio millón de personas siguiendo y difundiendo consejos de salud inútiles en el mejor de los casos y nocivos en el peor.
Con el coronavirus en la calle ese tipo de informaciones se han multiplicado. Solo la página de fact cheking Maldita.es ya ha tenido que desmentir 432 mentiras acerca del coronavirus y del 24 al 27 de enero se expandieron más de 13.000 entradas en redes como Twitter, Facebook y Reddit con desinformaciones sobre el coronavirus, una tendencia a crear contenido falso que pone en serio riesgo nuestra salud.
Cómo afectan las fake news a tu salud
Los bulos sanitarios son peligrosos por un doble motivo: porque si la información que difunden es falsa, vas a seguir ese consejo y vas a cometer un error que va a poner en peligro a tu salud. Y por otro lado, porque muchos de estos bulos siembran la desconfianza bajo el epígrafe “lo que los científicos no quieren que sepas”, y si empiezas a desconfiar de la información veraz que te ofrecen los organismos oficiales vas a tener un problema.
“Las fake news siempre son peligrosas porque nos convierten en un público mal informado. Pero hay dos ámbitos en el que ese peligro es especialmente grave, uno es la política y el otro la salud. Los bulos pueden hacer mucho daño en varios aspectos de nuestra salud, desde hacernos creer que con determinadas prácticas estaremos protegidos, lo cual puede provocar una relajación en aquellos hábitos que realmente sí nos pueden aportar cierta protección o hasta la estigmatización a determinados colectivos con las consecuencias sociales que ello conlleva”, asegura Ferran Lalueza, profesor de los Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación de la UOC.
Cómo te puedes defender de las fake news
El miedo y la incertidumbre es lo que nos lleva a no refrenar nuestras ganas de compartir el contenido que cae en nuestras manos en una situación como la que estamos en la que deseamos, por encima de todo, proteger a los nuestros. Pero hay una verdad que muchos de nosotros desconocemos y que no estaría de más saber ahora mismo: “Hay estudios que demuestran que ante desastres como un terremoto o un acto de terrorismo se difunden mucho más rápido las noticias falsas que la verdad”, expone Alexandre López Borull. Con esta información en tu cabeza siempre presente, aquí tienes cinco claves para detectar bulos y, por qué no, combatirlos.
1. Plantéate por qué esa información te ha llegado a ti y nadie más lo sabe. ¿No es extraño que tengas acceso a información privilegiada? Si es tan importante, ¿por qué no ha salido nadie en la televisión hablando de ello en el telediario, por ejemplo? Pues, seguramente, porque es mentira.
2. Deja trabajar a los profesionales. Vale, tienes una primicia entre manos, pero respira hondo y cuenta hasta 10 antes de compartirla con tus contactos, no te conviertas en la cadena de transmisión de los bulos. “No hay prisa. Los que tienen prisa en este momento son los servicios sanitarios, pero nosotros, que estamos simplemente en casa consumiendo información no debemos tener prisa para difundir este tipo de contenidos”, nos recuerda Alexandre López Borull.
3. Si viene por Whatsapp, pon la información en cuarentena. Whatsapp tiene una peculiaridad, que no es una red social aunque funcione como tal en muchos casos, sino un servicio de mensajería, lo que hace que no exista manera de controlar su contenido ni de que ninguna fuente autorizada pueda acceder a él y poner en evidencia si la información no es veraz (como sí puede pasar, por ejemplo, si publicas una burrada en Twitter). “Whatsapp es una bomba de relojería en este sentido. Con que solo tengamos interacción en whatsapp con una persona que no sea demasiado rigurosa a la hora de filtrar contenidos en este espacio compartido ya tenemos un problema”, asegura Ferran Lalueza. ¿Su consejo? Todo lo que te venga por Whatsapp míralo con 100 ojos y no lo compartas hasta que no hayas encontrado la fuente fiable de la que viene esa información (y no, el amigo de una amiga no es una fuente fiable).
4. Ten en cuenta que hay gente que miente muy bien. “En estos días debemos ser escépticos con este tipo de información porque la falsificación de noticias es cada vez más sofisticada y, a veces tiene apariencia profesional o directamente se falsea la fuente”, advierte Ferran Lalueza. Por ejemplo, algunos bulos han usado el formato de cabeceras de periódicos internacionales o la estética del propio BOE para difundirse. Permanece alerta.
5. Combate el impulso del buen samaritano. Sé responsable de lo que difundes, aunque al hacerlo lo hagas cargada de buenas intenciones. Si tienes alguna duda sobre la fiabilidad de un contenido, no lo compartas, porque si lo haces estás formando parte del problema.
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