La gran evasión

¿Cómo os saltaríais el confinamiento? No sé si lo habréis pensando. Hacedlo unos minutos si queréis… ¿Ya? Pero hacedlo a lo grande y libres, eh. No os censuréis. No penséis en lo sentimentalmente correcto, en eso de abrazar mayores y besar bebés como los candidatos en campaña. Imaginad, que aquí nadie os mira ni os juzga, qué haríais si fueseis a convertiros en fugitivos de la cuarentena y, nunca con más ganas de hacerlo, tirad la casa por la ventana.

Hasta ahora hemos conocido casos de saltadores del confín que entran más o menos en los parámetros de la, digamos, y no voy a decir normalidad, porque no creo que aquí la normalidad se aplique, moderación. Personas paseando cabras o gallinas por la calle, otras que decían ir a visitar a parientes que no existían, algunas que se recorrían kilómetros para tirar la basura… Los hay ya plusmarquistas, detenidos más de 30 veces por satárselo. También bobos, directamente, que se escaparon para ir a un gimnasio. Incluso versión Breaking Bad, como la señora de 80 años a la que detuvieron en Navarra cargada de droga que decía llevar a su nieta. Y luego está Rajoy, que se escabulle para caminar rápido así como camina él moviendo los brazos como si corriese.

Yo llevo un par de días dándole vueltas a cómo me lo saltaría yo. Aún no lo he decidido porque uno imagina escenas tipo Resacón en Las Vegas con tigres y boxeadores sonados y botellas y strippers y luego piensa que qué pereza de día siguiente y de vida y de todo. Pero mientras lo decido sé que mis saltadores favoritos hasta hoy son los 32 a los que pillaron el otro día en un barrio de Málaga en plena sesión de una pelea gallos, como decía la noticia, clandestina. Como si una pelea de gallos, tan evocadora de otros mundos, tan escenario donde puede pasar, literalmente, de todo y todos, no fuese aquí siempre clandestina. Me resulta fascinante pensar no ya en quienes fueron a jugarse la pasta, sino en el organizador. ¿En qué momento se le ocurrió que lo que más necesitan ahora sus vecinos es una pelea de gallos? En cuanto salga de la cárcel le llamo para que me ayude a organizar mi gran evasión.

David López Canales es periodista freelance colaborador de Vanity Fair y autor del libro ‘El traficante’. Puedes seguir sus historias en su Instagram y en su Twitter.

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