Solo llevaba cuatro años trabajando como su dama de compañía cuando Rowena Brassey presenció uno de los episodios más dramáticos de la vida de la princesa Ana. El 20 de marzo de 1974, Brassey viajaba de vuelta al palacio de Buckingham con la hija de Isabel II cuando, a punta de pistola, un hombre llamado Ian Ball intentó secuestrar a la princesa en su limusina Rolls-Royce, momento en el que la dama de compañía logró escabullirse por una de las puertas del coche y escapar del secuestrador, quien sí llegó a disparar contra el chofer y al guardaespaldas de Ana.
El peligro no desanimó a Brassey a continuar su trabajo, y a los cinco meses la reina Isabel II la distinguió con las insignias de la Real Orden Victoriana, la orden de caballería con la que la monarca reconoce los servicios prestados por el personal al servicio de la familia real.
Son ya 50 los años que Rowena Brassey, apellidada Feilden desde su boda en 1977, lleva al lado de la princesa Ana. Según el reportaje publicado ayer en el nuevo número de Vanity Fair USA, ella es quien por ejemplo vigila que la hija de la reina Isabel II llegue puntual a sus distintos actos oficiales, una misión que no es baladí si se tiene en cuenta que la princesa suele batir el récord del miembro de la familia real que asume un mayor número de compromisos públicos.
Ana de Inglaterra, por otro lado, suele demorarse en aquellos actos de su agenda que encuentra más interesantes y provocar el consecuente “pánico” de su ajetreada dama de compañía, quien sin embargo encuentra cierto alivio gracias al empeño que tiene su jefa en “elegir sus propios atuendos, maquillarse por su cuenta e incluso colocarse ella misma sus tiaras si es preciso”.
A Rowena Feilden no le falta esa gota de sangre azul que tradicionalmente las mujeres de la realeza suelen requerir en sus damas de compañía. Nacida en 1945, su abuelo materno fue marqués de Exeter, mientras que el paterno llevó el título de barón Brassey de Apethorpe. Además una de sus primas carnales, lady Angela Oswald, era una de las mejores amigas de la Reina Madre, para quien también trabajó como dama de compañía hasta su muerte en 2002. También debió ver con buenos ojos la princesa Ana la boda de Rowena con Andrew Feilden, ya que el padre de este, Randle Feilden, fue un destacado miembro del Jockey Club, la organización de carreras de caballos más importante de Reino Unido. Las carreras, ya se sabe, son la afición preferida de Ana.
La dama de compañía de la hija de la reina, por cierto, también tiene relación con el desaparecido principado de Auersperg, una antigua familia principesca austríaca de la que forma parte de la hija de Rowena, Emma Feilden, desde que en 2010 se casó con el príncipe Alexander von Aursperg.
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